Autores: Moreno Sandoval Hayde Nallely, Rangel Guerrero Sergio Israel, Thompson Bonilla María del Rocío, Merino García José Luis, Lara Lozano Manuel, Piña Leyva Celia, Rosas Sandoval Guillermina, et al
En los últimos años se han identificado más de 30 agentes etiológicos que causan enfermedades infecciosas. Algunos de ellos son responsables de enfermedades emergentes, potencialmente letales para los humanos como el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), el virus del Ébola, el de Marburg y los hantavirus (Snell, 2013). Algunos de estos virus están asociados con roedores, que actúan como reservorios. Entre estos agentes se encuentran los miembros de dos géneros de virus ARN de sentido negativo, los arenavirus y los hantavirus, ambos de distribución mundial (Mills y Childs, 1998). Los hantavirus causan el síndrome pulmonar por hantavirus (SPH) que se caracteriza por infiltrados intersticiales, tos, compromiso cardiorrespiratorio, fiebre, calofríos, rinorrea, dolor muscular, cefalalgia, dificultad respiratoria y trombocitopenia. Se ha descrito que los roedores de las familias Sigmodontinae y Neotominae son los principales reservorios naturales; trasmiten la infección por su manipulación o por contacto directo con tejidos, orina, heces o saliva. En México existen roedores seropositivos a hantavirus en Colima (variante ORO), Morelos y Guerrero (variantes Montano, Carrizal y Huitzilac). En América se han reportado casos de infección con hantavirus en humanos, principalmente en Estados Unidos (variante “Sin nombre”). En nuestro país hay evidencia serológica de la infección en pacientes del estado de Yucatán pero no se ha realizado la identificación con técnicas moleculares por lo que es probable que el SPH esté siendo confundido con otros diagnósticos diferenciales como la influenza.
Palabras clave: Hantavirus respuesta inmunitaria ecología reservorios.
2014-04-21 | 564 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 19 Núm.1. Enero-Marzo 2014 Pags. 96-103 Rev Esp Med Quir 2014; 19(1)