Fragmento

Introducción La tuberculosis, enfermedad milenaria, ha acompañado al ser humano a lo largo de su historia con una capacidad única de adaptación al medio proporcionada por el Micobacterium tuberculosis, microorganismo con características intrínsecas especiales, capaz de resistir condiciones desfavorables para la mayoría de los patógenos. Desde el descubrimiento de la estreptomicina (S), por Selman Waksman, premio Nobel en 1952, la lucha entre la ciencia aplicada y la resistencia del microorganismo ha sido frontal y complicada; el mismo autor pudo constatar que el manejo terapéutico con asociación de la estreptomicina y el ácido paraminosalicílico (PAS), descubierto por S. Waksman ese mismo año, fue más efectivo que un solo fármaco para reducir la aparición de cepas resistentes (W., 2009). Esta concepción de la terapéutica múltiple, hizo suponer por años que el control de la tuberculosis estaba resuelto, hasta que en 1990 surge el concepto de “tuberculosis multidrogoresistente” (TB MDR) como respuesta a un fenómeno desencadenado por la aparición de cepas resistentes al tratamiento. A medida que se buscaban los mejores regímenes para el tratamiento de la tuberculosis se reportaba un creciente número de casos resistentes a drogas, principalmente como resultado de esquemas de tratamiento inadecuados y la no adherencia a los esquemas de tratamiento.

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2014-04-29   |   357 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 1 Núm.3. Julio-Diciembre 2013 Pags. 108-115 Sal Chiap 2013; 1(3)