Tres “balas mágicas” ¿Cuál elegir?

A propósito del tratamiento inicial de la leucemia granulocítica crónica 

Autor: Gómez Almaguer David

Fragmento

A principios del siglo en el que actualmente vivimos quedó claro que la qumioterapia convencional y el interferón ya no eran más el tratamiento ideal de la leucemia granulocítica crónica. El imatinib nació y pronto fue claro que puede bloquear a una cinasa de tirosina, la cual es esencial para la supervivencia de la célula leucémica portadora del gen BCR-ABL. Miles de pacientes se beneficiaron de este esfuerzo que nació en la compañía Novartis y con el apoyo del Dr. Brian Ducker. Esta enfermedad, habitualmente mortal, se transformó en la mayoría de los casos en una enfermedad crónica, controlada y llevada a su mínima expresión por este inhibidor. Los médicos que se dedican al trasplante de células hematopoyéticas sufrieron una disminución en su trabajo, ya que esta enfermedad ocupaba un lugar preponderante en las indicaciones más claras para un trasplante alogénico. En los países económicamente fuertes, este medicamento reemplazó en la mayoría de los casos al trasplante como el tratamiento ideal. Otros fenómenos ocurrieron, los médicos del mundo industrializado dedicados a este tipo de leucemia se convirtieron en “estrellas” de los congresos médicos, su nivel de publicaciones se catapultó logarítmicamente; asimismo, los simples mortales del concierto académico mundial hemos sido abrumados por todo tipo de publicaciones, conferencias, minicongresos, etc. y esto tan sólo por una enfermedad relativamente infrecuente. Tras bambalinas de lo anterior, se colocan las compañías poseedoras de estos productos, mismas que intentan convencernos de su prescripción, lo cual no es necesariamente criticable, ya que ese es su trabajo.

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2014-05-01   |   581 visitas   |   1 valoraciones

Vol. 15 Núm.1. Enero-Marzo 2014 Pags. 1-2 Rev Hematol 2014; 15(1)