Fragmento

Quiero felicitarlos profundamente por la publicación del artículo "La muerte del condenado a morir" en su número 2002;4(14, enero-marzo. Primero porque me tocó conocer como maestro al Dr. Alvaro Gómez Leal, quien siempre me inspiró gran respeto, simpatía y admiración. Admiraba su discurso y su elocuencia y simpatizaba con su filosofía. Este legado póstumo, que bien podría ser un himno a la vida casi terminada exitosamente, me ha fascinado y me ha hecho reflexionar sobre mi profesión y, más aún, sobre mi propia vida. "Una idea no puede ser un pensamiento silencioso. Una idea escrita tiene su propia vida..." y el autor a través de estas líneas deja plasmada su propia vida. Es impresionante. En segundo lugar, una felicitación y agradecimiento al propio editor en jefe, de quien sabemos es hijo del autor. Agradecimiento por compartirnos este tesoro, que seguramente lo tenía guardado como algo muy preciado e íntimo, que ni siquiera el mismo Dr. Gómez Leal imaginó que se publicaría algún día, y seguramente el editor vaciló en publicarlo ya que, a pesar de que el autor expresa que no le interesa (o no desea) su publicación, finalmente por algo lo escribió. Y felicitación por ser el hijo de este gran médico-filósofo, de enorme calidad humana e intelecto y un maestro inolvidable de nuestra querida facultad de Medicina, ya que las personas como él nos siguen haciendo sentir orgullosos de ser egresados de ella. Dr. Enrique Caro Osorio Neurocirujano Centro Médico del Hospital San José de Monterrey

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2003-03-12   |   1,268 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 4 Núm.15. Abril-Junio 2002 Pags. 132. Med Univer 2002; 4(15)