Fragmento

Hace algunos meses una sociedad médica nacional me pidió que impartiera una conferencia, cuyo título estaba ya definido y se resumía en algo tan sencillo como: La vida familiar del médico. Amable y honrosa invitación generó en mí dos emociones simultáneas: gusto y gratitud. Esta última se fue incrementando y la expresé oportunamente; el gusto, en cambio, sufrió una rara metamorfosis que fue de la duda al asombro, la reflexión, el miedo e, incluso, cerca del pánico. Surgieron dos preguntas: 1. ¿Cuál sería el propósito de los organizadores al escoger este tema? 2. ¿Por qué motivo me seleccionaron a mí? Para la primera encontré algunas razones válidas, por ejemplo los conceptos de Carlos Marx, quien precisó que: “El hombre no es sólo un ser natural sino es además un ser humano; en esta dualidad está la clave de su destino, y está la explicación de sus necesidades, las biológicas y las espirituales”. Por otro lado, el médico es y seguirá siendo un profesional que reúne en equilibrada armonía: ciencia, cultura y humanismo; y en nuestros tiempos, a medida que progresa más la ciencia (llegamos ya a las intimidades del DNA), se vuelve más imperiosa la necesidad de cultivar el espíritu y reforzar la cultura, para fortalecer el humanismo, ya que al final nuestra misión sigue siendo servir al hombre.

Palabras clave: Médico vida familiar.

2003-03-13   |   4,193 visitas   |   1 valoraciones

Vol. 2 Núm.5. Octubre-Diciembre 1999 Pags. 61-64. Med Univer 1999; 2(5)