En la actualidad, la enfermedad neoplásica es una prioridad en salud pública por su frecuencia, cronicidad y mortalidad; debido a los tratamientos que se emplean y a los costos asociados a éstos, se hace necesaria la evaluación con criterios objetivos de las intervenciones terapéuticas sobre curación, supervivencia o morbilidad, entre otras. Cuando la curación no es posible, lo que se plantea es aumentar la supervivencia a base de tratamientos con importantes efectos secundarios y elevado costo económico. En los últimos años un valor central en la atención de la salud han sido los PRO (patient-reported outcomes), es decir, la evaluación que realizan los propios pacientes de variables como calidad de vida, nivel funcional, síntomas, efectos secundarios, estado espiritual y emocional, y de otras variables como la percepción de sus necesidades o la satisfacción con los cuidados. Otros motivos de atención tienen que ver con el apoyo que reciben los pacientes de su entorno, la comunicación paciente-profesional, el soporte de los cuidadores y la información ofrecida; las conductas que pueden ayudar a mantener o mejorar la salud y las estrategias para implementar dichas conductas. De lo anterior surge el estudio de las dimensiones psicosociales, la percepción y valoración que los pacientes realizan de su situación, así como de los modelos teóricos que pueden explicarlas y del desarrollo de instrumentos de medida para estas dimensiones. Uno de los aspectos prioritarios de evaluación es el nivel de satisfacción con los cuidados recibidos. Este puede ser entendido como la opinión sobre el éxito de los servicios de salud en satisfacer las necesidades y expectativas. Se refiere a todas las experiencias relevantes y a los procesos asociados con la administración de cuidados para la salud. En el caso de los servicios oncológicos, se centraría en los cuidados médicos, quirúrgicos, paliativos y de atención en el domicilio, entre otros aspectos.
2014-12-11 | 1,053 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 22 Núm.3. Septiembre-Diciembre 2014 Pags. 121-122 Rev Enferm Inst Mex Seguro Soc 2014; 22(3)