El agua es un compuesto simple con características únicas que sin ellas sería imposible la vida. Es el componente más abundante en el organismo y fundamental para todas las funciones vitales. Tiene una amplia capacidad como disolvente de sustancias polares donde se llevan a cabo casi la totalidad de las reacciones químicas producidas en nuestro interior, así como el transporte de nutrientes y metabolitos y la excreción de sustancias de desecho. El comportamiento térmico del agua es único y gracias a ello es el principal responsable del sistema termorregulador del organismo, manteniendo la temperatura corporal constante, independientemente del entorno y de la actividad metabólica, siendo esta una de sus funciones más importantes. Posee una alta conductividad térmica que permite la distribución rápida y regular del calor corporal, evitando gradientes de temperatura entre las diferentes zonas del organismo y favoreciendo la transferencia de calor a la piel para ser evaporada. Su alto calor específico, consecuencia de la gran capacidad para almacenar energía en los puentes de hidrógeno, la convierte en un excepcional amortiguador y regulador de los cambios térmicos.
2014-12-19 | 5,624 visitas | 4 valoraciones
Vol. 8 Núm.3. Julio-Septiembre 2014 Pags. 122-124 Arch Salud Sin 2014; 8(3)