Autores: Figueroa Duarte Ana Silvia, Campbell Araujo Óscar Alberto
Intentar abordar la historia de la epilepsia es una tarea compleja; es ahondar en la propia historia de la medicina, pocas enfermedades ofrecen un testimonio tan amplio y variado como ésta. En nuestra búsqueda, encontramos que la gran mayoría de las publicaciones hacen referencia a Hipócrates, citando muy escasamente las otras importantes contribuciones que también marcaron pautas sobresalientes no sólo en definición, clasificación y tratamiento sino en la misma etiología, la cual se fincó desde entonces en el cerebro. Esto ocurrió mucho antes de los textos hipocráticos, en los que se aclara que el concepto de su origen no era sobrenatural; precisamente con este punto se resalta la contribución de Hipócrates. Con base en lo expuesto, -y al analizar críticamente los discursos científicos-, podemos comprender cómo el reduccionismo en la ciencia médica constituye un dispositivo por el cual los sectores hegemónicos logran tener el control, a través de una ideología que desarticula todo análisis respecto de las raíces histórico-estructurales de las enfermedades y su atención; omitiendo los diferenciales de la propiedad y el poder en la sociedades; esto es, las inequidades fundamentales en cuanto a clase, género y raza; enfatizando un orden exclusivamente individual de la salud, ligado a la enfermedad, con ello manipulando y distorsionando la realidad; y finalmente, reproduciendo el estado de cosas actual. La equidad/inequidad, que disfruta/padece un grupo en un momento histórico determinado, resulta de las relaciones de clase, de su historia etnocultural y de las características de sus condiciones de género. Esas relaciones traducen el sistema de poder dominante y se expresan en un conjunto de prácticas y creencias, donde se mezclan tanto aquellas afines a la hegemonía de los sectores dominantes, como las que forman parte de la historia cultural de un grupo.
2015-10-29 | 789 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 32 Núm.2. Septiembre 2015 Pags. 87-101 Bol Clin Hosp Infant Edo Son 2015; 32(2)