Medicina, filosofía y literatura: senderos que se (re)encuentran

Autor: Castro Santana Anaclara

Fragmento

Hasta tiempos relativamente recientes en la historia de la humanidad, las disciplinas que hoy dividimos en científicas y humanísticas se consideraban parte de un todo y eran estudiadas de esa manera. Como es bien sabido, durante el renacimiento y la ilustración ser polímata, es decir, adquirir conocimiento y desarrollar habilidades en todos los campos del saber, era el gran ideal a alcanzar. Este fenómeno no se abocaba de manera exclusiva al mundo intelectual; mujeres y hombres comunes eran en gran medida generalistas: en una casa se sabía cómo producir los propios alimentos (desde la obtención de materias primas), elaborar la vestimenta, construir o reparar objetos de uso cotidiano, así como curar o aliviar padecimientos ordinarios. De igual forma, las ahora consideradas prácticas de la alta cultura como leer obras literarias y filosóficas, ir al teatro o practicar algún instrumento eran formas de entretenimiento casi universales. Con la especialización del conocimiento, que comenzó a darse de manera conspicua con la Revolución Industrial y prosperó de manera aún más acelerada a partir de la segunda mitad del siglo veinte, la especie humana ha logrado avances científicos y tecnológicos con que los polímatas renacentistas e ilustrados no hubieran podido siquiera soñar. Algo, sin embargo, se ha perdido con la sobreespecialización y la división tajante entre lo humano y lo científico.

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2016-06-02   |   177 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 36 Núm.3. Mayo-Junio 2015 Pags. 217-219 Acta Pediatr Méx 2015; 36(3)