Autores: Fuentes Suárez Adán, Domínguez Soto Luciano
Dr. Manuel Ramiro Hernández, nos dirigimos a usted en respuesta a las cartas que los doctores Asisclo de Jesús Villagómez y Ricardo Juárez Ocaña le enviaron con motivo de la publicación de nuestro artículo “El menosprecio de la dermatología basado en la ignorancia y su repercusión en la salud del paciente.” Los colegas que impugnan en alguna medida nuestro escrito destacan que: •El artículo debió haber sido admitido más como una carta al editor o artículo de opinión, y no como se hizo. •Es inimaginable que todos los pacientes que presentan algún tipo de padecimiento en la piel puedan ser vistos por un dermatólogo. •La mayoría de los dermatólogos se dedican a aspectos de cosmética y eso es motivo que tenga poca participación interdisciplinaria. •El artículo únicamente expresa la opinión personal de los autores y no tiene sustento en referencias académicas. Podemos contestar cada una de esas aseveraciones de la siguiente manera: Nuestra primera solicitud fue que se publicara como los colegas proponen. Si el comité editorial decidió hacerlo como artículo es porque encontró mucho de verdad en lo que expusimos. Con esa decisión nos hicieron finalmente un gran beneficio, pues hace 3 meses aproximadamente recibimos la invitación de una editorial alemana para publicar una monografía en inglés (con una extensión mínima de 42 cuartillas, incluidas las fotos clínicas) con exactamente el mismo título con el que se publicó nuestro artículo en la Revista Médica del IMSS. Esta invitación por supuesto que fue aceptada y ya estamos trabajando en ella, lo que nos hace pensar que el mismo menosprecio (por desconocimiento) que se tiene por la Dermatología no es exclusivo de México. Nuestro artículo no pretende que todos los enfermos sean vistos por el dermatólogo, pero sí que se nos interconsulte cuando se tengan dudas, y que no se prescriba sin tener la más mínima idea del diagnóstico. Pues eso, seguramente ustedes estarán de acuerdo con nosotros, aumenta el riesgo de iatrogenia y refleja falta de ética. Y si eso es criticable a nivel privado, lo es mucho más a nivel institucional, en donde el médico con dudas debería solicitar la interconsulta en el momento correcto. Justo nuestro escrito critica que el médico no tiene dudas, y no las tiene pero por desconocimiento casi total de la especialidad. No es malo no saber, pero lo que no tiene justificación es “no saber que no se sabe”. Vemos, al igual que el Dr. de Jesús Villagómez, y con profunda preocupación, que la invasión de la cosmetólogía en la dermatologia es una desgracia, pues en casi todos los congresos dermatológicos, si se quiere tener buena audiencia, se incluyen un buen número de pláticas acerca de estos asuntos. Desgraciadamente es la tendencia no solo en nuestro país sino en el mundo entero, pues la malhadada cosmetología o “cosmiatría” deja pingües ganancias, y solo requiere de un trabajo artesanal más o menos bien hecho. Es una pena que después de 4 a 6 años de preparación en dermatología muchos compañeros se dediquen a estos menesteres de forma exclusiva. Si el Dr. Asisclo tiene identificado a la mayoría de dermatólogos como dedicados a los aspectos estéticos, es una fortaleza para él reconocer fácilmente a los que integramos la minoría que seguimos ejerciendo la dermatología clínica y así solicitar apoyo interdisciplinario. Por nuestra parte nos hemos preocupado en el Servicio de Dermatología del Hospital “Manuel Gea González” por organizar auténticos cursos, seminarios y reuniones estrictamente científicos en relación a la Dermatología, obvia y lamentablemente con asistencias muy bajas, pero esa ha sido nuestra mística desde hace casi 40 años y no pensamos abandonarla. Estas reuniones académicas (dirigidas a casi todas las especialidades, médicos generales, estudiantes) son, desde luego, de la más alta calidad y se imparten tanto en la capital como en algunos estados de la República. Sin embargo, aunque los asistentes, y nos referimos en particular a los médicos generales, familiares o especialistas de otras áreas, salgan satisfechos de estas reuniones, el problema subsiste y, por desgracia, subsistirá; pues para diagnosticar a un enfermo con problemas de piel, se requiere “saber ver” y caemos así en un problema casi irresoluble, pues eso requiere dedicarle algunos días o semanas para estar frente a una buena cantidad de pacientes con enfermedades de muy diversa índole. Entonces, definitivamente estamos de acuerdo con los colegas que hicieron los escritos correspondientes, pero ellos también deberían estar de acuerdo con nosotros en que lo correcto sería que los médicos no dermatólogos tuviesen en su formación una rotación de uno o dos meses en algún servicio de Dermatología para ver lo elemental y darse cuenta de que esta disciplina no se trata solo de acné, manchas, verrugas u hongos. Claro que no existe bibliografía sobre el tema, y nuestro artículo podría ser el inicio de ella. Las referencias que citamos eran para poner en contexto que la Dermatología implica adquirir conocimientos y destrezas al igual que en cualquier otra especialidad. La monografía que estamos conformando se basa en la experiencia diaria, tanto en el medio privado como en el institucional, y se sorprenderán del incontable número de enfermos dermatológicos inadecuadamente manejados y tardíamente referidos o que acuden por sí mismos. Como conclusión, lo deseable sería que con solo tener la curiosidad y deseo por saber lo elemental, que son las dermatosis mas frecuentes, sería suficiente para que no se siguieran cometiendo iatrogenias que día con día nos toca recibir, y pudiera así cesar la prescripción sin diagnóstico.
2016-07-25 | 395 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 53 Núm.5. Septiembre-Octubre 2015 Pags. 536-537 Rev Med Inst Mex Seguro Soc 2015; 53(5)