Fragmento

Han transcurrido algunos años a lo que erróneamente la gente ha llamado al padecer cáncer “moda”. Se tienen registros del cáncer de mama 3,000 años a. de C. y a través de siglos, décadas y años ha aumentado en forma importante, convirtiéndose hasta nuestros tiempos y desde 2006 en México, en la primer causa de muerte por neoplasia en mujeres de 25 años en adelante. Sabemos que la mamografía continúa siendo la única técnica existente para la detección del cáncer de mama, en etapas tempranas, incluso en aquéllos casos cuando la lesión no es palpable. Desde la primera radiografía de mama vista por Albert Salomon en 1913, pasando por los progresos técnicos y finalmente avances tecnológicos llegamos a la visualización de imágenes mamarias, de alta resolución, con un alto control de calidad en amplias estaciones de trabajo y monitores especiales; aunado a esto, otros métodos de imagen (por mencionar algunos) para el estudio de la glándula mamaria, como son el ultrasonido con sus múltiples aplicaciones y sofisticados softwares como lo es la elastografía y ultrasonido con brazo automatizado en donde ya no se requiere de un operador. La resonancia magnética que ha tenido un auge importante por su alta especificidad que no utiliza radiación ionizante y proporciona información morfológica y funcional. Por supuesto no podemos dejar de hablar de un nuevo método que es la tomosíntesis, la cual posee una sensibilidad de 89% y una especificidad de 92% proporcionando imágenes de la mama en cortes finos la cual reduce la superposición de tejido.

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2017-12-19   |   183 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 16 Núm.1. Enero-Marzo 2017 Pags. 1-2 An Radiol Mex 2017; 16(1)