Autores: Velilla Contreras Melissa María, Ávila Cárdenas Jaime
El sol es fundamental para la existencia y desarrollo de los seres vivos; pero una exposición inadecuada y desmesurada, implica riesgos para la salud humana. Aunque no se ha definido claramente en la literatura, la fotoprotección puede entenderse como un conjunto de medidas dirigidas a disminuir la exposición al sol y prevenir el desarrollo de daño actínico agudo y crónico.1 La exposición a la radiación ultravioleta ocasiona diferentes tipos de respuestas. Los efectos agudos comprenden: eritema, hiperpigmentación inmediata y persistente, bronceado tardío, hiperplasia epidérmica, formación de radicales libres y síntesis de vitamina D. Por otro lado, la exposición crónica conduce a fotoenvejecimiento, inmunosupresión, fotocarcinogénesis o a la exacerbación de alguna fotodermatosis.2 Existen diferentes modalidades de fotoprotección: 1. Fotoprotección física: corresponde a los elementos que actúan como barrera entre las fuentes de radiación y las personas, tales como la capa de ozono, nubes, niebla, polución, ropa, sombreros, entre otros. 2. Fotoprotección biológica: denota que la epidermis normal puede absorber ciertas radiaciones debido a la presencia de cromóforos (sustancias que absorben las radiaciones) como las bases nucleicas de pirimidina y purina, ácido urocánico, melanina y el sistema antioxidante de la piel. 3. Fotoprotección sistémica: incluye el uso de agentes como cloroquina, hidroxicloroquina, antioxidantes y betacarotenos. 4. Fotoprotección química: comprende filtros fotoprotectores orgánicos (contienen átomos de carbono e incorporan la energía a la estructura de la molécula) e inorgánicos (formados por polvos de metales como óxido de zinc y dióxido de titanio que reflejan y dispersan la luz).3 La medida más accesible para la población general como estrategia preventiva es el uso de fotoprotectores tópicos y elementos de protección frente al sol. La Academia Americana de Dermatología manifiesta que el uso del protector solar correcto reduce el riesgo de cáncer de piel y de fotoenvejecimiento. Su rótulo debe indicar: amplio espectro (protección UVA y UVB), factor de protección solar (FPS) mayor a 30 y, si es “resistente al agua”, debe especificar este tiempo en la etiqueta (40 u 80 minutos), porque los protectores solares no son resistentes al agua o al sudor por tiempo indefinido. La cantidad adecuada equivale a la aplicación de 1 onza de protector solar en las zonas fotoexpuestas.4 Los fotoprotectores orgánicos confieren protección luego de 20 minutos de su aplicación y, para mantenerla, se recomienda volver a aplicarlos cada 2 horas. Los niños de entre 6 meses y 2 años deben usar fotoprotectores inorgánicos en las áreas expuestas. En todos los grupos demográficos se recomiendan los elementos de protección personal como gafas y sombreros de ala ancha. Las prendas oscuras y gruesas confieren mayor protección frente a las radiaciones ultravioletas que las claras y delgadas. Todos los protectores solares deben desecharse luego de 3 años de uso.5 Consideramos trascendente hacer hincapié en la fotoprotección y brindar las pautas de su uso apropiado, lo cual es una excelente estrategia preventiva y determinante para evitar la fotocarcinogénesis y otras enfermedades
Palabras clave: Fotoprotección
2018-01-07 | 617 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 38 Núm.3. Enero-Diciembre 2016 Pags. 6-7 Rev Med Caja Seg Soc Pan 2016; 38((1-3))