Fragmento

La forma en la que las personas experimentamos la violencia y los fenómenos hostiles del ambiente que nos rodea es muy diferente en cada uno de nosotros. Algunas personas tienen mejores capacidades adaptativas y mecanismos de afrontamiento más fuertes y maduros, que les permiten desarrollar estrategias para evitar que dichos fenómenos se expresen de manera psicopatológica. Esto no es así en todos los casos, sobre todo en lo que se refiere a poblaciones específicas, minorías, grupos vulnerables o grupos con características especiales. Esta situación hace que las patologías psiquiátricas y, en general, cualquier patología, se manifiesten de manera diferente a lo que los médicos estamos acostumbrados a observar, o bien, lo que podríamos esperar ante los casos que se nos presentan en la clínica cotidiana, dando lugar a cuadros atípicos o con sintomatología muy variada que no siempre se apega a las clasificaciones teóricas. Nos estamos enfermando de manera diferente. El mundo se encuentra en un punto de inflexión importante, en el cual las personas se ven sometidas a situaciones que demandan no solo un estrés físico significativo, sino un estrés emocional cada vez mayor. Las catástrofes naturales, el terrorismo, la violencia de género, la guerra, el narcotráfico, el crimen en todas sus variantes, entre muchas otras cosas, nos producen una serie de reacciones psicológicas negativas que pueden llegar a patologizarse.

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2018-01-22   |   208 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 26 Núm.4. Julio-Agosto 2017 Pags. 95-96 Psiquis 2017; 26(4)