Autor: Majluf Cruz Abraham S.
El sistema de coagulación mantiene líquida la sangre en todo momento y, por lo tanto, está incesantemente activo durante toda la vida. Sin embargo, en el instante en que ocurre una lesión del sistema vascular, el sistema de coagulación inmediatamente vira 180 grados y convierte a la sangre en un sólido perfectamente localizado, al cual llamamos coágulo. Este proceso mediante el que se forma un coágulo se llama hemostasia, la cual es uno de los componentes del sistema de la coagulación1. El estudio del paciente con una anormalidad en el sistema de coagulación es, realmente, muy simple. Todas sus alteraciones se clasifican en dos tipos generales: o bien el paciente sufre una hemorragia o bien presenta una trombosis. No hay más. Así, a todo estado patológico en el ser humano que lo predispone a la hemorragia lo denominamos hemofilia. Por el contrario, todo estado patológico que lo predispone a la trombosis lo denominamos trombofilia. Las hemofilias y las trombofilias pueden ser hereditarias o adquiridas, temporales o permanentes, y primarias o secundarias. La denominación «primaria» se refiere a un estado en el cual la alteración se encuentra precisamente dentro del sistema de coagulación, como la hemofilia A o la deficiencia de alguna de las proteínas anticoagulantes naturales. Las secundarias se refieren a cualquier estado mórbido que se ve reflejado en el sistema de coagulación y que altera su función, como son el embarazo y el síndrome de anticuerpos antifosfolípidos (SAAF).
2018-02-01 | 596 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 153 Núm.4. Julio-Agosto 2017 Pags. 427-429 Gac Méd Méx 2017; 153(4)