Autor: López Valdés Julio Cesar
La exposición de un niño a una sustancia potencialmente tóxica es un motivo de consulta infrecuente en la infancia. Las intoxicaciones por medicamentos en este grupo de edad se deben comúnmente a la administración incorrecta por los padres o al error en la dosificación por parte del médico; asimismo, a la ingestión por iniciativa propia, es decir, autointoxicación. Se presenta el caso clínico de un varón de 11 años de edad, somnoliento, poco cooperador, con bradipsiquia, deambulación asistida sin aumento del arco de sustentación, temblor de reposo, obedece órdenes, sin respuesta verbal, pupilas isocóricas normorrefléxicas, dificultad para la apertura ocular, sin asimetría facial y contractura del músculo platisma. Tono muscular aumentado, reflejos osteotendinosos ligeramente aumentados. Ruidos cardiacos arrítmicos sin soplos. Al interrogatorio, el sujeto mencionó la ingestión por convicción propia de aproximadamente 0.7-0.9 mg de haloperidol (0.35-0.45 ml, 7-9 gotas). Estudios de laboratorio: BUN 12 mg/ dl, creatinina 0.5 mg/ dl, Na 140 mmol/l, K 3.38 mmol/l, Cl 100.2 mmol/l, DHL 363 U/l, CK 130 U/l, CK-mb 13 U/l. Electrocardiograma: trazo DII largo (13:00 h), con ritmo sinusal, FC 100 lpm, QT corregido de 0.57; trazo control (19:20 h), FC 70 lpm, QT corregido de 0.41 (Fig. 1). Fue manejado con difenhidramina, 1 mg/kg por dosis, con mejoría evidente a las 12 horas de su ingreso, por lo cual se decidió su egreso a las 24 horas sin ningún tipo de medicación adicional.
Palabras clave: Haloperidol intoxicación síndrome extrapiramidal parkinsonismo.
2018-02-07 | 451 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 153 Núm.1. Enero-Febrero 2017 Pags. 125-128 Gac Méd Méx 2017; 153(1)