Autor: Sánchez Flores Hafid Eliacim
Generalmente cuando eliges la especialidad que quieres hacer, una vez transitado el arduo camino de la facultad, del internado y del servicio social, y habiéndote impregnado durante ese trayecto de tus convicciones, gustos, pasiones, conveniencias y hasta desavenencias; llega el momento de elegir lo que quieres hacer con tu vida y tu futuro profesional, y es aquí donde la mayoría elegimos nuestra especialidad por mística, por eso que te gusta hacer, eso que te apasiona, que te satisface, lo cual, muchas veces (no siempre), no es lo mejor. En Medicina de Urgencias la situación no es diferente; eliges ser especialista en urgencias pensando en que atenderás siempre las urgencias reales, al paciente crítico, al paciente grave, que estarás en un área de trauma choque en un hospital que recibe verdaderas urgencias. Nadie te dice, mucho menos te enseña, que verás en su gran mayoría situaciones que no son urgencias, que atenderás consulta externa de primer nivel de atención, que se te irá el tiempo del turno entre diarreas y mocos, entre mujeres embarazadas que vienen a checar su trabajo de parto normal, entre el dolor de muela que se agudiza a las tres de la mañana, con la lumbalgia crónica de hace tres años que se agudizó precisamente hoy que estas de turno, el que viene por la “incapacidad”, el que viene por la receta, el que le duele el oído, el que tiene cita con el especialista hasta la próxima semana pero “ya no aguanta”, etc.
2018-08-02 | 450 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 10 Núm.3. Septiembre-Diciembre 2018 Pags. 116-117 Arch Med Urgen Méx 2018; 10(3)