Autores: Artunduaga Antezana Germán David, Barrientos Medina Ruth Vanesa
Las enfermedades neurovasculares son entidades de origen genético y con desencadenantes tales como la hipertensión arterial, tabaquismo, alcoholismo, diabetes mellitus y dislipidemia, entre otros. La patología neurovascular más frecuente es el aneurisma cerebral y muy raramente las malformaciones arteriovenosas. La ruptura de un aneurisma cerebral tiene una muy alta mortalidad en el momento mismo de la ruptura y los que sobreviven tienen una alta incidencia de secuelas físicas y socio económicas para el paciente y los familiares. El manejo anestésico adecuado puede influir en mejorar la sobrevivencia perioperatoria de estos pacientes. El monitoreo anestésico perioperatorio incluye la spO2, CO2 espirado (etCO2), ECG, Presión Arterial No Invasiva (PANI), monitoreo de relajación neuromuscular, diuresis, Presión Arterial Invasiva (PAI), catéter venoso central y presión venosa central. La anestesia está basada en una combinación de anestésicos (lo que se conoce como anestesia general balanceada),aunque actualmente es recomendable emplear una técnica denominada Total Intravenous Anaesthesia (TIVA), basada exclusivamente en la administración de agentes anestésicos endovenosos como el propofol o tiopental sódico (hipnótico), remifentanyl o fentanyl (opiode) y atracurio ocisatracurio o rocuronio (relajante muscular), administradas en bombas de infusión (manual o TCI) eintubación orotraqueal. Los objetivos más importantes son mantener una estabilidad hemodinámica y una adecuada relajación cerebral, así como facilitar una adecuada exposición quirúrgica, despertar postoperatorio rápido (si corresponde) o pasar al paciente dormido e intubado a la unidad de cuidados intensivos en casos más complicados.
Palabras clave: Enfermedad neurovascular anestesia riesgo anestésico quirúrgico.
2018-10-10 | 220 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 12 Núm.31. Septiembre-Diciembre 2017 Pags. 37-45 Rev Inv e Info Salud 2017; 12(31)