Fragmento

Si a cualquiera de nosotros como ciudadanos se nos invitase a proponer actividades detonadoras del desarrollo en un territorio dado podríamos imaginar iniciativas diversas: campañas de reforestación o turismo ecológico en zonas rurales, producción sostenible de productos regionales, programas de pago por servicios ambientales, recuperación de lenguas originarias o hasta sistemas ecológicos de tratamiento de aguas residuales, por mencionar algunas. Lejanamente alguien concebiría a la minería como una opción que garantice el desarrollo de una región. Al pensar sobre minería, no serían pocas las imágenes negativas que invadirían nuestra mente respecto a dicha actividad. De acuerdo con la Agenda Ambiental 2018, en el apartado ‘Política pública sobre minería, medio ambiente y su soberanía nacional’, coordinado por Rodolfo García Zamora, a la fecha en México se han identificado 120 conflictos ambientales ligados a la minería. La magnitud de los proyectos mineros en términos territoriales es alarmante. De acuerdo con el estudio, hasta el mes de marzo del presente año, los proyectos mineros considerados, aglutinaban 112.82 millones de hectáreas; el equivalente al 57.4 por ciento del territorio nacional. Hasta hace unos años, Pérez (2014) en su investigación señalaba que alrededor del 40% de las Áreas Naturales Protegidas que existen en nuestro país coinciden con concesiones asignadas a proyectos mineros.2 Ante ello la incertidumbre nos hace cuestionar ¿Qué sucederá con los asentamientos de los dueños legítimos de dichas tierras, las zonas asignadas para la conservación del patrimonio ambiental y las actividades productivas que igualmente demandan superficie y recursos naturales? La minería no brilla por su popularidad entre las masas, y al parecer tampoco dentro de las arcas de la nación. El notable y a la vez dudoso aporte del sector extractivo minero a la economía, es el principal justificante para promoverlo. Analizar el Sistema de Cuentas Nacionales sin duda permite comprender mejor la participación del sector minero en la economía mexicana. De acuerdo con la base de datos, en 2017, efectivamente, la contribución del sector minero en el Producto Interno Bruto del país fue del 3.7%, cifra que a simple vista justificaría la presencia de esta industria tal y como lo presenta la Secretaría de Economía4. Sin embargo, basta con desglosar la información provista por el...

Palabras clave: Minería riesgo a la salud reforestación.

2019-04-11   |   94 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 6 Núm.2. Abril-Junio 2018 Pags. 90-91 Sal Chiap 2018; 6(2)