Autor: Durazo Ortiz Jorge
Hospital Infantil del Estado de Sonora (HIES), manantial de ilustración inagotable, que beben los que transitan por él y apetecen documentarse para ayudar a devolver el bienestar perdido de los niños de México. Adular con palabras floridas y encantadoras, desmerece la lucidez y brillantez de una obra y socaba el esfuerzo y talento del autor que dedica muchas horas de concentración y vigilia. Por esta escuela vienen y van prospectos de futuros galenos; algunos de ellos sienten en su prosapia el apego al arte de estudiar, curar, enseñar e investigar los estados que interrumpen el equilibrio físico, mental y social de los individuos. Hoy pareciera que la estructura del hospital gimiera con impotente, melancólica y frustrante desesperación, es la noticia funesta sobre uno de sus jóvenes pilares, adalid y conspicuo elemento que ha fenecido y volado a donde se congregan los inmortales. Si alguien de las nuevas generaciones me preguntase si viví en el HIES, enfáticamente le contestaría: que yo viví su época de oro y conocí a hombres de la talla del Dr. Abraham Katase Tanaka, gran caballero, triunfador, iniciador y primer Director General, con grandes dotes para la organización, amante del orden, la disciplina y creador de una mística laboral, profesional y de respeto mutuo que engrandecía la productividad de sus gentes. Y que también conviví con el Dr. Norberto Sotelo Cruz, un joven académico muy avezado, laureado por las academias del país y de otras naciones,de inteligencia clara, precisa, de sólidos argumentos y maestro en la enseñanza, empático, pundonoroso, inquieto, tejedor de conceptos e ideales que exponía en las aulas; soñador y dadivoso, volaba a donde se le invitara a exponer sus acertadas experiencias. La observación le facilitaba escribir un tratado científico, además, fue un filántropo y digno profesional de la medicina. De repente aparece una carroza tirada por hermosos y relucientes pegasos, guiados por el dios Asclepius, y por mandato del dios Apolo, fueron los dioses quienes decidieron trasladarte por las alturas de la tierra, en donde te congraciaste. Ya en el pórtico, los sabios de la Escuela de Atenas te esperan para llevarte a tu lugar en la Academia Universal. Ya, aquí, muy consternado te puedo decir: ¡adiós!, mi hermano, luego nos volveremos a encontrar. DR. JORGE DURAZO-ORTÍZ Hospital Infantil del Estado de Sonora 21/07/2018
Palabras clave: Adios Dr Norberto Sotelo
2020-06-04 | 253 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 35 Núm.2. Octubre 2018 Pags. 104 Bol Clin Hosp Infant Edo Son 2018; 35(2)