Resumen

El absceso es una cavidad no fisiológica que contiene material purulento como resultado de una inflamación aguda. La fístula, por definición, se trata de una comunicación anormal entre dos superficies epitelizadas; la fístula anorrectal es una conexión no fisiológica del canal anal o recto distal hacia la piel perianal. Se estima que existe 2% de riesgo de padecer un absceso o fístula perianal a lo largo de la vida. Con una incidencia anual de 20 por cada 100,000 habitantes, la fístula anal representa una de las patologías proctológicas más frecuentes en la consulta médica. El absceso y la fístula son diferentes etapas de la misma enfermedad. En la mayoría de los casos el origen del absceso es consecuencia de una infección bacteriana que obstruye el drenaje glandular de las criptas anales. La evolución natural del absceso es que al drenar puede seguir dos desenlaces: persistir, con la formación de una fístula, o presentar sello de la superficie epidérmica, lo que producirá retención de líquido con recurrencia de la sintomatología. La presentación más frecuente de los abscesos es la sensación de una masa en la región perianal, punzante, dolorosa, que puede ir acompañada de fiebre, referida generalmente como la sensación de malestar general sin una causa aparente. La fístula se caracteriza por un malestar crónico, caracterizado principalmente por secreción que produce una dermatitis perianal de intensidad variable. Diversos estudios de gabinete ayudan a conocer con más exactitud la anatomía y extensión de estas patologías, así como su complejidad. Actualmente existen muchas opciones para el tratamiento de estas dos entidades, la elección de cada uno de estos métodos dependerá de la complejidad y la localización de cada caso.

Palabras clave: Material purulento canal anal piel perianal.

2020-06-29   |   1,159 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 9 Núm.1. Enero-Marzo 2020 Pags. 11-17 Rev Mex Cirug Apar Diges 2020; 9(1)