Editorial

Autor: Zambrano González Mario

Fragmento

El ejercicio de la medicina es muy sui generis ya que es indudablemente fincado en la ciencia, pero lleva un muy elevado contenido de humanismo en intenciones y en acciones. Los humanos, como muchos animales tenemos la propiedad de la empatía, es decir, proyectamos a nuestro interior el estado anímico de la persona con la que nos encontramos interactuando. Si con quien nos entrevistamos está feliz, tendemos a compartir su sentimiento, pero igual ocurre con la tristeza, el miedo, la ira, la melancolía y todas las formas de emoción que somos capaces de sentir. Claro está que cada individuo siente y expresa de forma muy idiosincrática su empatía. Hay quienes no parecen tenerla o tal vez no la tienen, pero en general en algo, mucho o poco, nos afecta. Para la práctica clínica esta condición es un arma a favor de la eficacia, pero puede también ser un estorbo.Atender a pacientes enfermos, es verlos en momentos malos para ellos, cuando no los peores. Nos consultan porque están enfermos o al menos preocupados de estarlo, y si ejerciéramos cabalmente la empatía con cada persona atendida, la jornada del clínico se tornaría un paseo por los infiernos de Dante. Diariamente.Afortunadamente, supongo que a modo de mecanismo de defensa nos armamos instintivamente de una coraza interna que impide que esas emociones llaguen nuestro ánimo. Si bien debemos hacerla una coraza transparente para que no nos impida ver la angustia del enfermo, no podemos darnos el lujo de que nos afecte, y llegar cotidianamente a casa umbríos de penas ajenas. Por otro lado, no podemos simplemente trabajar como una fría máquina de diagnósticos y tratamientos sin atender el lado humano de la profesión, porque ese lado humano la hace más eficiente desde la perspectiva de la satisfacción del paciente.

Palabras clave: ejercicio medicina

2021-12-21   |   119 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 35 Núm.2. Julio-Diciembre 2021 Pags. 34 Rev. Esc. Med. Dr. J. Sierra 2021; 35(2)