Prevalencia de Síndrome Visual informático y factores de riesgo asociados durante la pandemia por COVID-19

Autores: Triana Romero Arturo, García Carvajal Mario José de Jesús, Muñoz Pérez Armando, Cornejo Tello José Eduardo, Enriquez Parroquín Ana Belén

Completo

Introducción
El Síndrome Visual Informático (SVI) [Computer Vision Syndrome; CVS], también conocido como Fatiga Visual Digital [Digital Eye Strain](1) se define, de acuerdo con la American Optometric Association, como el grupo de problemas oculares y visuales que resultan del uso prolongado de computadora, tablet, e-reader, o teléfono celular (2). Estos dispositivos electrónicos se han incrementado notablemente en las últimas décadas tanto a nivel mundial (1), como en México, según el Censo de Población y Vivienda 2020 del INEGI hay 18,307,193 viviendas particulares que disponen de Internet; la misma institución contabilizó que más de 30 millones disponen de teléfonos celulares y más de 13 millones de viviendas cuentan con computadora, laptop o Tablet (3), así mismo en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río el INEGI contabilizó que 107,995 viviendas particulares cuentan con computadora, laptop o tablet y 233,518 disponen de teléfono celular (3). Se estima que cerca de 60 millones de personas sufren SVI en el mundo, y se reportan un millón de casos nuevos cada año (4, 5), sin embargo, calcular su prevalencia es un reto debido a la diversidad de condiciones de uso, el tipo de personal estudiado y la variedad de métodos para identificar a quienes lo sufren (6). Diversos estudios publicados señalan que la prevalencia en la población general oscila entre 60-75% y en trabajadores de oficina 65% sobre todo en la edad media 54.0 años y con predominiol en mujeres (7, 8). Asi mismo el SVI ha sido estudiado en población universitaria en quienes se ha encontrado que la prevalencia de 53-82% también con predominio en mujeres (9, 10, 11,12, 13, 14, 15, 16). A partir de 2019 la pandemia por COVID-19 afecto el estilo de vida de toda la humanidad, modificando tanto las actividades laborales como escolares y las recreativas, propiciando un aumento considerable en el tiempo que la población en general pasa frente a pantallas digitales por lo cual, es de esperarse una alta prevalencia del SVI en el contexto de la pandemia. (17, 18, 19, 20, 21). Existen varios factores que pueden aumentar las posibilidades de presentar SVI, algunos relacionados a situaciones ambientales y laborales como las múltiples fuentes de luz en la estación de trabajo, el color de las luces, los reflejos en la pantalla, los cuales propician fatiga visual  que pueden ser prevenidos con el empleo de filtos de luz azul (22, 23) y el microentorno como elevadas temperaturas, baja humedad ambiental o corrientes de aire que permiten la evaporación de la película lagrimal . Otros factores relacionados a los dispositivos audiovisuales como la altura y ángulo de las pantallas, distancia de visualización que afecta el enfoque de los ojos, y aumenta la astenopia 24), la frecuencia de parpadeo de la pantalla que causa una microfluctuación en la acomodación y la resolución de la pantalla, fondo y color de texto. Sin embargo son los factores personales los principales determinantes del SVI , entre ellos la exposición prolongada frente a la pantalla, la incorporación en edades tempranas a su empleo y el sexo femenino que en general refieren más síntomas relacionados a trastornos oculares, musculoesqueléticos y cutáneos atribuidos al uso prolongado de pantallas digitales 24, 25, 26, 27, 28, 28, 29, 30). Por lo anterior, consideramos que un confinamiento prolongado tendrá un impacto significativo en la incidencia mundial de enfermedades oculares, lo cual representa un grave problema de salud pública sobre todo durante la actual contingencia epidemiológica y justificaría la implementación de un programa de vigilancia oftalmológica pospandémica para controlar mejor la progresión de la enfermedad.  En nuestro país los estudios sobre la prevalencia del SVI son limitados, la mayor información procede de la literatura extranjera, por lo que conocer su prevalencia en nuestro entorno y factores relacionados es de vital importancia, lo cual justifica la realización del presente estudio. Objetivo general: Identificar la prevalencia del Síndrome Visual Informático y los factores asociados al desarrollo de éste durante la contingencia por COVID-19 en la población de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río.

Material y Métodos
Tipo de investigación Estudio de tipo observacional, analítico y transversal. Tamaño de la muestra: Se calculó de acuerdo a la prevalencia esperada de 77.1% y la población residente de 572,348 empleando los datos del Censo de Población y Vivienda 2020 del INEGI. considerando un intervalo de confianza del 95%, margen de error de 5%, la cual arrojó una cifra de n=271. Criterios de inclusión: Personas residentes de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, de 18 a 65 años de edad, ambos sexos, de cualquier raza. Criterios de exclusión: Personas con patología ocular (cualquier padecimiento no corregible con lentes), diabéticos que no tuvieron evaluación oftalmológica anual, aquellos intervenidos con cirugía intraocular/refractiva, con cualquier tratamiento ocular a excepción de lubricantes, que no acepten participar y los que no cumplan los criterios de inclusión. Criterios de eliminación: Personas que no completaron la encuesta aplicada. Variables analizadas: Edad, sexo, ocupación, horas del día frente a pantallas digitales, descanso durante el uso de pantallas digitales, existencia de trastornos de refracción, empleo de lentes correctivos, tipo de lentes empleados, lentes con filtro de luz azul. Descripción del estudio:  En forma digital empleando Google Forms previo consentimiento informado se aplicaron en forma anónima dos cuestionarios, uno para recolectar la información demográfica, los datos oftalmológicos y de uso de pantallas digitales y el Cuestionario de Síndrome Visual Informático (CVS-Q©) el cual evalúa la frecuencia (nunca = 0; ocasionalmente = 1; a menudo o siempre = 2) e intensidad (moderada = 1; intensa = 2) de 16 síntomas (ardor, picor, sensación de cuerpo extraño, lagrimeo, parpadeo excesivo, enrojecimiento ocular, dolor ocular, pesadez de párpados, sequedad, visión borrosa, visión doble, dificultad al enfocar en visión de cerca, aumento de sensibilidad a la luz, halos de colores alrededor de los objetos, sensación de ver peor y cefalea. La confiabilidad del cuestionario utilizando el alfa de Cronbach fue de 0.78, así como una sensibilidad del 75.0% y especificidad del 70.2% (33), el cual nos permite obtener la frecuencia y su severidad. Análisis de los resultados: Las variables cualitativas se reportaron en frecuencias absolutas y relativas, mientras que las variables cuantitativas se reportaron en medidas de tendencia central y de dispersión. La comparación de variables cualitativas se realizó por medio de Chi cuadrada de acuerdo con la distribución de los datos. La fuerza de asociación se determinó por la razón de momios con intervalos de confianza al 95% y la significancia estadística es p <0.05. Los programas para el análisis y procesamiento de los datos recabados de las encuestas fueron SPSS v.25, Epi Info 7 y Microsoft Excel. 

Consideraciones éticas

La investigación cumple con lo dispuesto en el Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Investigación para la Salud, en su Título Segundo (Artículos 13 al 27) acerca de los aspectos éticos de la investigación en seres humanos. Según el artículo 17 de este reglamento, el presente estudio se considera una investigación sin riesgo para los individuos que participen del mismo. Asimismo, reúne los principios éticos de humanismo, beneficencia, justicia, equidad, y consentimiento informado de la Declaración de Helsinki en su 64ª Asamblea General de Fortaleza, Brasil en octubre de 2013, para la Investigación Médica en Seres Humanos y su última actualización de los artículos 26 al 29 del apartado de Consentimiento informado en 2015. El protocolo fue autorizado por el Comité de Bioética de la Facultad de Medicina de la Universidad Veracruzana, región Veracruz-Boca del Río. Todos los pacientes contaron con un consentimiento informado en el cual aceptan el uso de sus datos para fines científicos y no presenta ningún riesgo que ponga en peligro la integridad de los participantes, garantizando la confidencialidad de su identidad y de la información obtenida.

Resultados
Se obtuvieron un total de 374 respuestas, de las cuales se excluyeron 1 por no aceptar participar en la encuesta, 62 por no vivir en el área geográfica delimitada y 3 que no contestaron de forma congruente el cuestionario, por lo que se incluyeron 308 encuestas; dentro de ellas se excluyeron 6 pacientes diabéticos sin valoración oftalmológica anual, 13 con oftalmopatía previa no corregible con lentes, 12 con cirugía intraocular/refractiva y 7 con tratamiento médico ocular.

Características antropométricas

Al final se obtuvieron 270 individuos participantes, de ellos 166 fueron mujeres (61.5%) y 104 hombres (38.5%); la edad promedio fue de 31.6 (DE±14.2) años. Predominó en los sujetos jóvenes entre los 18-35 años (69.60%), seguido de los adultos entre 36-55 (29.70%) y fue menor en los de >56 (10.70%). En cuanto al lugar de residencia, 197 (73.0%) radican en la ciudad de Veracruz y 73 (27.0%) en Boca del Río. Respecto a la ocupación 146 (54.1%) eran estudiantes, 68 (25.2%) trabajadores de oficina, 11 (4.1%) trabajadores en campo, 30 (11.1%) amas de casa, 7 (2.6%) desempleados y 8 (3.0%) jubilados. De los 270 participantes se encontró una prevalencia del SVI en 216 casos (78.97%), con edad promedio de 32.9±13-85 y predominio del sexo femenino 136 (62.9%) sobre el masculino 80 (37%), sin encontrarse que sea un factor de riesgo para presentar SVI (p=0.285). Por grupo de edad, se observó un mayor número de casos entre los 18-36 años (70.45%), seguido de 36-55 años (19.90%) y mayores de 55 años (10.65%) sin significancia estadística comparados con todos los sujetos estudiados (p=0.239). Al analizar las diferentes ocupaciones se obtuvo el siguiente resultado: estudiantes128 casos (59.2%), trabajadores de oficina 51 (23.6%), trabajadores del campo 9 (4.2%), amas de casa 21 (9.7%), desempleados 4 (1-9%) y jubilados 3 (1.4%), sin diferencia estadísticamente significativa con el total de sujetos estudiados (p=0.317). El lugar de residencia manifestado fue el municipio de Veracruz 159 (73.6%) y de Boca del Río 57 (26.3%) (p=0.119), tabla 1.  

Hallazgos oftalmológicos

Del total de encuestas obtenidas, 188 (69.6%) personas tienen al menos un trastorno de refracción, de los cuales 121 (64.4%) tienen miopía, 34 (18.1%) hipermetropía, 107 (56.9%) astigmatismo y 61 (32.4%) presbicia. De ellos 164 (87.2%) hace uso de lentes correctivos para su trastorno de refracción y 24 (12.8%) no utiliza lentes a pesar de tener un trastorno. Respecto al tipo de lentes correctivos que utilizan 5 (3.0%) usan lentes de contacto, 89 (54.3%) monofocales, 31 (18.9%) bifocales y 39 (23.8%) lentes progresivos. Solamente 103 sujetos (38.1%) utilizan lentes con filtro de luz azul o cuando emplean pantallas digitales hacen uso de algún lente con este tipo de filtro.  Al analizar la asociación de prevalencia de SVI con la presencia de trastornos de refracción se encontró que la presencia de al menos un trastorno de la refracción, se asocia a padecer SVI (χ², p = 0.029, OR = 1.974 [IC-95% 1.065-3.659]). En el análisis individual de los trastornos de refracción se determinó que la presbicia estuvo asociada con SVI (χ², p = 0.038, OR = 0.442 [IC-95% 0.202-0.968]), sin embargo, con los demás trastornos no se encontraron datos estadísticamente significativos: miopía con p = 0.984, OR = 0.992 [IC-95% 0.444-3.659], hipermetropía con p = 0.066, OR = 3.712 [IC-95% 0.841-16.381] y astigmatismo con p = 0.148, OR = 1.765 [IC-95% 0.812-3.833], tabla 2- Tiempo y descansos en el uso de pantallas digitales En general el promedio total al día de uso de pantallas fue de 11.48±4.62 horas (rango 1-24), con relación a la ocupación fue de 7.06±3.65 (rango 0-20) y la media para recreación/ocio fue de 4.42±2.81 (rango 0-18) horas al día.  El 55.2% (149) de los participantes tomaban tiempos para descansar la vista de la pantalla, de los cuales 40 (26.8%) lo hacían cada 20 minutos, 37 (24.8%) cada 30 minutos, 37 (24.8%) cada 60 minutos, 25 (16.8%) cada 2 horas, 4 (2.7%) cada 3 horas, y 6 (4.0%) cada 4 horas o más, tabla 3.  Para establecer la prevalencia del SVI con el tiempo de uso de tablas digitales se determinó como punto de corte el promedio de horas que se usan las pantallas digitales al día (11.48 horas), encontrando que incrementa 1.859 veces el riesgo de presentar SVI (p = 0.042, IC-95% [1.091-3.391]). Al utilizar como punto de corte el promedio de horas al día que se usan las pantallas digitales más una desviación estándar (11.48 ± 4.62) se encontró que incrementa 2.652 veces el riesgo de presentar SVI (p = 0.043, IC-95% [0.999-7.038]). Empleando un modelo de regresión lineal, el tiempo de uso en pantalla tiene una asociación directa, aunque débil para el desarrollo del SVI (Pearson = 0.158, p = 0.005). El uso de pantallas prolongado debido a la ocupación tiene una asociación directa, aunque débil para el desarrollo de SVI (Pearson = 0.132, p = 0.03). No obstante, al comparar el uso de pantallas por recreación y el desarrollo de SVI, este no fue estadísticamente significativo (Pearson = 0.088, p = 0.147). 

Discusión
Los resultados de este estudio muestran una alta prevalencia de SVI (78.97%) en la población de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, este valor es elevado en comparación con resultados obtenidos en otros estudios (67.4-76.6%) (7, 12, 24, 25), sin embargo, estos estudiaron a grupos específicos de la población, como estudiantes o trabajadores de oficina. Existe disparidad con la prevalencia reportada por Ganne (31), la cual fue del 33.2% para el público en general; esta diferencia puede deberse a que excluyeron de este grupo a estudiantes y maestros, los cuales son el grupo poblacional que pasan más horas frente a una pantalla, sobre todo desde el inicio de la pandemia que se instauraron las clases en línea. La prevalencia observada en estudiantes en el presente estudio fue de 87.6%, alta y cercana a los valores obtenidos en otros estudios de población universitaria de España 76.6% (24), Nepal 71.6% (12) y en India 80.3%(33), en cambio, en estudiantes universitarios de Malasia se observó una prevalencia aún mayor 89.9% (27), en contraste con estudiantes de varias regiones, donde la prevalencia reportada fue de 50.6%, no obstante, gran parte de estos estudios utilizaron instrumentos de medición  y definiciones de SVI que defieren de las nuestras, considerando como SVI a la presencia de un solo síntoma (21,31,32).
En relación con los trabajadores de oficina, la prevalencia observada fue del 75%, lo cual es cercano a lo reportado por Sánchez-Brau en trabajadores de oficina de España (74.3%) (7), así como por Ranasinghe en trabajadores de Sri Lanka (67.4%) (25). De la población estudiada que resultó positiva a SVI, las mujeres tuvieron una mayor prevalencia que los hombres (62.9% vs. 37%), lo que es acorde a lo reportado en estudios anteriores como los de Cantó-Sancho (24) y Kharel Sitaula y Khatri (12), sin embargo, al igual que nosotros, no encontraron un mayor riesgo con relación al sexo (p = 0.317). Estos resultados no concuerdan con lo reportado por Sánchez-Brau (7), Tauste (8), y Ranasinghe (25), quienes sí encontraron una asociación entre la presencia de SVI y ser mujer (OR = 3.40; 95% CI, 1.12–10.33; p = 0.031, cOR = 2.00; 95% CI, 1.36–2.95; p < 0.001, y OR = 1.28; 95% CI, 1.05-1.57; p < 0.05, respectivamente), estas discrepancias pueden estar explicadas porque la población de dichos estudios abarcó principalmente a trabajadoras de oficina en edad perimenopáusica y menopáusica, quienes tienen mayor riesgo de sufrir ojo seco debido a factores hormonales (28). Con respecto a los trastornos de refracción, en el presente estudio se encontró que la presencia de al menos uno de éstos se asocia a padecer SVI (χ² p = 0.029, OR=1.974 [IC-95% 1.065-3.659]). Estos resultados son consistentes con lo reportado por Ganne (31) y Ranasinghe (25), quienes encontraron una asociación significativa entre personas con enfermedad ocular preexistente y la presencia de SVI, sin embargo, es pertinente mencionar que dichos investigadores incluyeron otras patologías oculares dentro de esta categoría, como conjuntivitis, cataratas, y glaucoma. De los trastornos de refracción evaluados, la presbicia tuvo asociación con SVI (χ², p = 0.038, OR = 0.442 [IC-95% 0.202-0.968]), lo cual puede estar explicado por la capacidad de acomodación reducida(14) y la dificultad para observar las pantallas que se encuentran a un ángulo de visión que difiere de la posición del segmento para visión cercana de los lentes bifocales y progresivos(30), lo que lleva a que las personas con presbicia no hagan uso de éstos al momento de utilizar pantallas digitales. No obstante, esto difiere de lo reportado por Al Rashidi y Alhumaidan(26), quienes encontraron una relación significativa con la miopía, esta discordancia puede estar explicada por las diferencias existentes entre las poblaciones estudiadas. En el presente estudio se encontró, además, una asociación directa, aunque débil, entre el uso prolongado de pantallas digitales y el desarrollo de SVI (p = 0.005), semejante a lo reportado por Ganne (31) y Logaraj  (26) Sin embargo, Sánchez-Brau (7) y Mowatt (33) no encontraron una relación significativa, tal vez debido a que el uso casi continuo de dispositivos digitales a lo largo del día dificulta cuantificar la cantidad exacta de horas que pasamos frente a una pantalla y llegando así a subestimar el tiempo transcurrido. Por otra parte, se encontró una asociación directa entre el uso prolongado de pantallas para la ocupación y el desarrollo de SVI (p = 0.03), lo cual es acorde a lo referido por Cantó-Sancho (24) y Ranasinghe (25), más no fue así con el uso prolongado para la recreación (p = 0.147). Finalmente, se determinó un punto de corte de 11 horas de uso de pantallas digitales, el cual incrementa 1.859 veces el riesgo de presentar SVI (p = 0.042). Al Tawil (5) estimaron que el uso de dispositivos electrónicos durante más de 5 horas al día se asoció positivamente con experimentar más de tres síntomas de SVI (OR=1.52; CI: 1.07, 2.16). Kharel Sitaula y Khatri (12) y Reddy (27) reportaron que el uso continuo por más de 2 horas de la computadora se asoció significativamente con la aparición de síntomas de SVI (p = 0.0001). Logaraj (26) refirieron que aquellos que usaron la computadora durante 4 a 6 horas tuvieron un riesgo significativamente mayor de desarrollar síntomas de CVS en comparación con aquellos que usaron la computadora durante menos de 4 horas.

Conclusiones
Con los resultados obtenidos en este artículo se puede concluir que existe una alta prevalencia de SVI en la población ya que un 80% de las personas en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río lo presentan. El sexo no tiene injerencia en la presencia de este síndrome; la presencia de al menos un trastorno de refracción propicia a la aparición clínica del síndrome y específicamente la presbicia aumenta aún más el riesgo de tener SVI. La ocupación tampoco demostró tener influencia como factor de riesgo esto considerando que hay ocupaciones donde la exposición debería ser mínima y otras donde esta es prolongada, sin embargo, esto explica el cómo las condiciones de confinamiento en la población han provocado un aumento en las horas que se observan pantallas digitales en búsqueda de actividades que sirvan de entretenimiento sin tener que ir en contra de las medidas recomendadas para evitar el contagio por COVID-19. Con esto se pone sobre la mesa una nueva afectación, que requiere vigilancia y estrategias de prevención como reducir la cantidad de horas de exposición a pantallas digitales, recomendar actividades para reducir la fatiga ocular y otras estrategias ergonómicas que disminuyan la presentación del SVI. Además, se exhorta a la comunidad científica de México a realizar más investigaciones de este tema ya que es muy pobre lo publicado y reportado en el país.

Conflicto de intereses
Los participantes no tienen conflicto de intereses


Financiación
El estudio se realizó con recursos de la institución, no se obtuvo financiamiento externo.
 

Palabras clave: Síndrome Visual informático COVID-19 factores de riesgo.

2022-01-12   |   2,805 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 16 Núm.2. Julio-Diciembre 2021 Pags. 40-49 Rev Invest Cien Sal 2021; 16(2)