Autor: Santamaría García Hernando
La evidencia revela de forma contundente una alta prevalencia de enfermedades crónicas, trastornos neurodegenerativos, trastornos inflamatorios infecciosos y de salud mental en países con menores recursos y oportunidades socioeconómicas en comparación con países de alto ingresos socioeconómicos. Diferentes factores sociales, incluyendo aquellos en los que las personas nacen, crecen, viven y envejecen, llamados en conjunto determinantes sociales de la salud (DSS), determinan en gran medida las mencionadas disparidades en salud. El estatus socioeconómico, la educación, el empleo, el acceso a la salud, las oportunidades de nutrición, las experiencias sociales adversas tempranas, la exclusión social y las experiencias de violencia o conflicto son DSS críticos que predicen un aumento de riesgos cardiometabólicos, trastornos afectivos, de ansiedad, los relacionados con el estrés, los trastornos neurodegenerativos, del neurodesarrollo y los trastornos de los hábitos y la conducta, entre otros.
Múltiples DSS impactan la salud mental a lo largo de la vida. Las adversidades sociales tempranas impactan en el neurodesarrollo y se relacionan con trastornos mentales. Más aun, la presencia de riesgos sociales mediados por DSS afectan de manera específica a procesos neurobiológicos específicos reduciendo la salud cerebral. En esta línea se ha mostrado que las personas que han sufrido pobreza y adversidades sociales tempranas, incluyendo maltrato, negligencia o exclusión, presentan importantes huellas en el curso de vida que impactan de manera persistente procesos biológicos inflamatorios y metabólicos, además de afectar la estructura y el funcionamiento cerebral y la cognición, amplificando la vulnerabilidad para presentar condiciones de salud mental.
2023-10-27 | 143 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 52 Núm.3. Julio-Septiembre 2023 Pags. 171-172 Rev Col Psiqui 2023; 52(3)