Autores: Castañeda Echevarría Alejandro, Mejía Nogales Ramiro, Loría Castellanos Jorge
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Los incidentes químicos, biológicos, radiológicos o nucleares (QBRN), pueden ser accidentes o actos premeditados catastróficos en sociedades que no cuentan con planes para mitigarlos. El reconocimiento temprano y tratamiento con antídotos específicos disminuye la morbimortalidad de los afectados.1
La diversificación de la industria y el uso de materiales peligrosos ocasiona diferencias muy considerables entre las distintas clases de agentes resultando en diferentes tipos de trauma y lesiones secundarias muy variadas.2
El agente causal más común en un incidente QBRN es el químico, y el tipo de daño dependerá de su forma física y de cómo interactúe con el cuerpo, siendo capaces de causar la muerte, la invalidez temporal o el daño de la salud humana permanente. Una toxina puede considerarse “un agente químico de origen biológico”.1
Los agentes biológicos provocan una amplia gama de manifestaciones clínicas, y su tratamiento varía según el agente específico. Las víctimas infectadas pueden ser contagiosas y capaces de propagar la enfermedad a través de la transmisión de persona a persona. Además, pueden presentar periodos de incubación variables, lo que incrementa el riesgo de contagio.1
La radiación ionizante se produce por la desintegración de material radiactivo, que puede formar parte de equipos médicos e industriales. Existen diferentes tipos de materiales radiactivos, y los efectos no deseados dependerán de las propiedades de cada uno.1
En un incidente nuclear o una detonación de arma nuclear, la exposición a partículas nucleares, como los neutrones, puede ser altamente dañina para los humanos, ya que también están en contacto con radiación ionizante.1
Los agentes QBRN comparten tres características principales: la persistencia, que es cuánto tiempo permanece el agente en el ambiente; la toxicidad, que describe cómo el agente causa daño al cuerpo; y la latencia, que es el tiempo que tardan en aparecer los signos y síntomas físicos.1
La ubicación geográfica de México y sus características socioeconómicas plantean una serie de desafíos e incrementan los riesgos en el entorno QBRN. Por un lado, las fronteras al norte con Estados Unidos y al sur con Centroamérica, así como el crecimiento de los puertos marítimos y aéreos, obligan a implementar medidas preventivas y fomentar la cooperación internacional.3
En el caso de las emergencias químicas, en México la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) es responsable de atender los eventos químicos-tecnológicos. De 2000 a 2021, atendió un total de 16 emergencias químicas graves y se reportaron 15,841 emergencias a nivel nacional. Los estados de Guanajuato (13.71%), Veracruz (11.38%), Puebla (8.34%), Tabasco (7.10%), México (6.07%) y Tamaulipas (5.83%) concentraron el mayor número de reportes (52.42%). Las emergencias más comunes fueron derrames (68%), fugas, incendios y explosiones, siendo el entorno terrestre el más afectado (97%), principalmente durante el transporte de sustancias químicas, específicamente en ductos (68.5%) y carreteras (29.3%).4,5
El Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (InDRE) ha promovido la difusión de los conceptos de bioseguridad y biocustodia, considerando como riesgo biológico la combinación de la probabilidad de que ocurra un daño y la gravedad de dicho daño, siendo la fuente un agente biológico o una toxina...6
Palabras clave: Incidentes químicos biológicos radiológicos o nucleares
2024-11-26 | 10 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 1 Núm.1. Enero-Junio 2025 Pags. 24-26. Rev Soc Mex Toxicol 2025; 1(1)