Autor: Sandoval Luis X
El interés por la relación de los aspectos psiquiátricos en la enfermedad de las coronarias ha resurgido gracias a la nueva aportación de evidencias respecto a la interrelación que hay entre estas dos áreas que de manera empírica, anteriormente, y científica, en la actualidad, siempre se ha observado. El riguroso manejo de la información hospitalaria ha permitido observar las consecuencias adversas agudas en la irrigación cardiaca en la población que es sometida a un bombardeo. Además, el advenimiento de pruebas de laboratorio que condicionan estrés mental ha permitido comprobar los efectos isquémicos inmediatos que se producen por diversos estímulos tensionantes en los sujetos con angina; pero, más aún, se ha observado que los cardiópatas con un evento isquémico condicionado por el estrés tienen, a largo plazo, un mayor número, y en un tiempo menor, episodios cardiacos fatales y no fatales en comparación con los que no presentan estos fenómenos. Respecto a los trastornos afectivos, en los últimos años se ha confirmado una alta prevalencia de síndromes depresivos en esta población; además, los hallazgos recientes permiten identificar a la depresión como un importante predictor de complicaciones cardiológicas en este padecimiento, así como una mayor mortalidad en el seguimiento aun después de controlar las variables cardiológicas de mayor riesgo para la sobrevivencia. Aunque una proporción importante puede estar constituida por cuadros depresivos de características menores, es frecuente que puedan complicarse con cuadros mayores, y por regla general no existe tratamiento psiquiátrico alguno, todo lo cual indica la importancia que tiene administrar un tratamiento especializado oportuno. En lo que concierne a los hallazgos contradictorios acerca de la predicción de la conducta tipo A para el inicio y las complicaciones de la enfermedad coronaria, se ha escrito un nuevo, interesante y debatido capítulo con la reciente publicación de lo que se denominó la conducta tipo D, en la que se encontró que los sujetos con una gran aflicción emocional, niveles bajos de bienestar subjetivo, falta de demostración de afecto e inhibición social predicen, en los sujetos con la enfermedad coronaria, una mayor mortalidad a largo plazo tanto por eventos cardiacos como no cardiacos. Por otro lado, con la inesperada asociación entre la disminución de los niveles séricos del colesterol y el incremento de mortalidad por suicidio o muerte violenta, así como la presencia de niveles séricos más bajos en los pacientes deprimidos, se aleja la posibilidad de que por medio de este lípido, la depresión impulse la evolución de la coronopatía. Sin embargo, la angustia podría ser el síntoma eslabón que condicionara un incremento del colesterol y, por ende, que aumentara las complicaciones del trastorno cardiaco. Aunado a lo anterior, hay múltiples hallazgos que se discuten en el presente trabajo y que podrían describir la manera en que un desequilibrio del estado mental, ya sea por estrés, por angustia, depresión o por un determinado estilo de conducta, pudiera repercutir directamente en el pronóstico de la enfermedad coronaria. Por otro lado y de forma contrastante, hasta el momento no contamos con elementos que puedan orientarnos para saber la forma en que la enfermedad de las coronarias puede contribuir a incrementar los trastornos psiquiátricos antes mencionados.
Palabras clave: Infarto cardiaco enfermedad coronaria trastornos psiquiátricos trastornos de personalidad estrés mental.
2003-04-03 | 1,166 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 20 Núm.4. Octubre-Diciembre 1997 Pags. 8-15 Salud Ment 1997; 20(4)