Autor: Vega Franco Leopoldo
El pensamiento de Ortega y Gasset nos conduce a un mundo de reflexiones acerca de la corresponsabilidad que comparten padres, maestros y médicos en la educación de los niños: en ellos recae gran parte de la tarea que implica el cultivo armonioso de su alma, su mente y su cuerpo. Por eso es pertinente señalar que la misión de la pediatría traspone los linderos de salud corporal de los niños: a ella también concierne que los niños sean conducidos adecuadamente en su familia, en el ámbito escolar y en el amplio contexto social. El pediatra debe estar interesado en la educación que recibe la niñez por lo que una mirada al pasado permitirá ubicar mejor sus criterios normativos. Es lícito suponer que el interés que mostraron los filósofos griegos en la educación de la infancia para formar hombres libres y sabios, era ya parte de la historia en los albores de la Edad Media: en un mundo de esclavos y guerreros se había desvanecido la idea utópica de construir hombres, emancipados y cultos. Tal parece que durante el medievo se canceló la posibilidad de que los niños fuesen conducidos de manera equilibrada en su crecimiento físico y en el desarrollo y perfeccionamiento de sus facultades morales e intelectuales. Aunque también cabe reconocer que la educación no forma parte de la historia universal, excepto cuando ésta se ocupa de personajes como Nerón, para resaltar que fue educado por Séneca. Tampoco se interesa por los niños, excepto por la participación que hayan tenido en hazañas épicas equiparables a las de los adultos, como la fallida Cruzada de los niños.
Palabras clave: Pediatra educación niños.
2002-11-29 | 1,049 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 67 Núm.6. Noviembre-Diciembre 2000 Pags. 248-250. Rev Mex Pediatr 2000; 67(6)