Autores: Lugones Botell Miguel A, Quintana Riverón Tania Yamilé
"Escribir es un modo del eros..." Roland Barthes Si un tema ha sido característico en el arte desde que éste existe es el que está relacionado con el amor. Lo mismo en las Santas Escrituras que en la historia profana de los primeros y los más grandes pueblos del mundo ya hay referencia a éste. No existían sobre la tierra más que un hombre y una mujer y ya hubo entre uno y otro una complicidad de seducción. No había más que 3 y ya se contaron un viejo perjuro, un fratricida y una víctima inocente. Nemrod funda la esclavitud, poblaciones enteras entregadas a los vicios perecen por el fuego del cielo, y el lago Asfaltites sumerge en sus aguas empozoñadas los restos de Sodoma y Gomorra; Loth cohabita con sus propias hijas y también ya desde la antigüedad Ovidio y Horacio celebraron en versos pomposos el incesto y el adulterio. Los orígenes del arte erótico, cuyas imágenes lo invadieron desde sus comienzos, se encuentran -como los de todo arte- en la creencia y el ritual mágico, muy poco relacionado con el placer individual.1 Por que el erotismo no es sexo en bruto. Mientras la sexualidad es animal, una función natural fundamentalmente; el erotismo se despliega en la sociedad; está transfigurado por la imaginación: rito, teatro, etcétera.
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2003-04-05 | 2,770 visitas | 1 valoraciones
Vol. 14 Núm.2. Marzo-Abril 1998 Pags. 191-199 Rev Cubana Med Gen Integr 1998; 14(2)