Resumen

El cáncer del esófago es una de las patologías neoplásicas con mayor variabilidad geográfica, en donde el común denominador parece ser la pobreza. La incidencia habitualmente reportada de 3 x 100,000 en países occidentales, contrasta con un 140 x 100,000 en el denominado cinturón del cáncer esofágico en Asia Central. Entre los muchos agentes causales destacan por su consistencia el consumo de alcohol y de tabaco. La variedad histológica más frecuentemente reportada sigue siendo el carcinoma epidermoide, aunque en las últimas décadas, se ha observado un viraje hacia el adenocarcinoma, fenómeno que se puede explicar al incluir tumores de la unión esofagogástrica así como la participación del epitelio metaplásico de Barrett y la enfermedad por reflujo. Al igual que la mayoría de los tumores del aparato digestivo, el diagnóstico de esta enfermedad es habitualmente tardío, explicando de esta manera el mal pronóstico que en general tiene. Dentro de las manifestaciones clínicas más frecuentes, sigue siendo la disfagia el síntoma pivote, acompañada de odinofagia, hemorragia, síntomas respiratorios, disfonía y ataque al estado general. Los estudios diagnósticos en estadios avanzados son habitualmente confirmatorios. La combinación de los estudios contrastados y la endoscopia proporcionan el diagnóstico certero en más del 95% y éstos no deben ser excluyentes entre sí sino complementarios. La tomografía axial computada resulta ser el método convencional para la etapificación clínica, siendo además un estudio fundamental que puede definir cambios en el abordaje terapéutico. La confirmación de progresión tumoral extraesofágica justifica el tratamiento no quirúrgico. El ultrasonido transendoscópico está siendo considerado como una mejor alternativa en el proceso etapificador en cáncer del esófago. Se requiere para su aplicación, que la lesión permita el paso del instrumento y hoy en día sólo algunos centros en nuestro país cuentan con esta tecnología que lo excluye como un estudio rutinario. Salvo algunas excepciones, el tratamiento para la mayoría de los pacientes tiene un fin paliativo. De las múltiples alternativas quirúrgicas existentes, es la esofagectomía transhiatal sin toracotomía la que más se utiliza en los padecimientos obstructivos del esófago. La controversia continúa en torno al concepto de que esta técnica no cumple con los principios oncológicos de hacer una buena linfadenectomía mediastinal. Sin embargo, también es aceptado que el pronóstico depende más de la biología y estadio del tumor que del tipo de operación empleada. La sobrevida después de resección esofágica es de 20% a cinco años, independientemente de la técnica quirúrgica empleada. Otras opciones son la esofagectomía por vía toracoabdominal y el abordaje triple con extensa linfadenectomía cervical, mediastinal y abdominal. Claramente estas alternativas tienen un mayor índice de morbimortalidad. Quizá la mejor oportunidad que tengan los pacientes con cáncer del esófago será la combinación de modalidades terapéuticas (cirugía, quimio y radioterapia), en diferentes modelos que hoy en día siguen siendo sometidos a estudios prospectivos controlados.

Palabras clave: Cáncer de esófago epidemiología tratamiento.

2003-04-09   |   4,086 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 62 Núm.3. Julio-Septiembre 1997 Pags. 149-159 Rev Gastroenterol Mex 1997; 62(3)