Resumen

Durante un periodo de ocho siglos, desde la caída de Teotihuacan y hasta el final de la época prehispánica, diversas cuevas teotihuacanas fueron empleadas por los habitantes del valle como refugio y para propósitos religiosos. Entre los restos animales descubiertos los más interesantes fueron organismos "tipo perro", pero de mayores dimensiones que después de varios años de estudio fueron identificados como híbridos de lobos (Canis lupus) y perros (Canis familiaris) creados por el hombre. La mayor parte de los ejemplares quedaron representados sólo por piezas aisladas, principalmente mandíbulas inferiores y dientes, pero en algunos casos fue posible encontrar suficientes elementos para ubicarlos como animales más robustos que los perros contemporáneos, con tallas que iban desde la que apenas rebasaba la de un perro común, hasta animales 30% mayores. Los datos provenientes de crías y juveniles indican una fuerte asincronía en su desarrollo, sin duda producto de la mezcla genética. La mayor parte de los ejemplares descubiertos se ubican entre los siglos VIII y XII de nuestra era, ubicados en puntos que se orientan preferentemente hacia el Oeste. La asociación de los conceptos "cueva", "Poniente" y del lobo como deidad indican que estos animales se utilizaron en actos ceremoniales relacionados con el ciclo diario del Sol y el espacio nocturno, vinculándolos con Xólotl, dios canino que acompañaba a este astro durante la noche.

Palabras clave: Arqueozoología lobos perros prehispánicos Mesoamérica zootecnia canina.

2002-11-09   |   2,704 visitas   |   1 valoraciones

Vol. 13 Núm.1. Enero-Febrero 2002 Pags. 16-23 Revista AMMVEPE 2002; 13(1)