Hace algunos años, el filósofo alemán Ernst Jünger nos hacía una seria advertencia a la que no le prestamos suficiente atención; decía entonces Jünger: "la influencia cada vez mayor que el Estado está empezando a ejercer en los servicios médicos, casi siempre con pretextos sociales, es algo que resulta sospechoso y que incita a la máxima cautela" (La emboscadura, 1988). Y unos cuantos años después, tristemente nos hemos dado cuenta de que sus inquietudes estaban plenamente justificadas, pues la aprobación y puesta en marcha de la Ley 100, nos han evidenciado los alcances de la ambición del Estado en relación con el aprovechamiento de nuestro trabajo, esgrimiendo precisamente pretextos sociales.
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2003-07-24 | 1,785 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 5 Núm.3. Julio-Septiembre 2001 Pags. 170-178 Infectio 2001; 5(3)