Editorial

Fragmento

Seguimos enfrascados en la noble tarea de disminuir la morbilidad y la mortalidad infantil y perinatal, y a medida que nuestras cifras son mejores resulta más difícil reducir estos índices. Es de todos conocidos que las tasas de morbilidad y mortalidad están muy en relación con el parto pretérmino y con la rotura prematura de las membranas ovulares, y que ambos eventos son motivados muchas veces por una infección cervicovaginal. También es una realidad que en todo el mundo ha aumentado la frecuencia de las enfermedades de transmisión sexual, lo que unido a la mayor promiscuidad, hace que las infecciones del aparato genital sean un problema de gran dimensión y difícil solución. Si bien es cierto que debemos aspirar a que toda mujer que desee un embarazo concurra a la consulta de Riesgo preconcepcional para, entre otras muchas cosas, recibir tratamiento de cualquier infección ginecológica, no podemos confiarnos en que esto se haya cumplido y debemos, desde el mismo momento en que se hace el diagnóstico de gestación, buscar la existencia de leucorrea u otro signo como enrojecimiento de la mucosa cervicovaginal.

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2003-08-13   |   525 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 23 Núm.1. Enero-Junio 1997 Pags. 5-6. Rev Cubana Obstet Ginecol 1997; 23(1)