Autores: Rodríguez Ramírez Neftalí, Rodríguez Trejo Juan Miguel, Velarde Carrillo Alberto, Juárez Becerra Javier
Se ha estimado que los aneurismas de arteria renal representan el 22% de todos los aneurismas viscerales, sin embargo a nivel de población general su incidencia varía del 0.3 al 1%. El 20% puede ser bilateral; y del 55 al 75% cursan con hipertensión arterial secundaria a estenosis renal segmentaria coexistente o a compresión extrínseca provocada por el mismo aneurisma. Se trata de femenino de 41 años de edad, hipertensa de cinco años de evolución de difícil control con manejo médico, con fenómeno de Raynaud incompleto asociado de predominio en extremidades superiores. Perfil inmunológico completo negativo, gammagrama renal y urografía excretora normal. Se realizó angiografía por sustracción digitálica reportando aneurisma de arteria renal derecha tipo sacular no calcificado de 2.5 x 3.5 cm. Se realizó determinación de reninas con reporte anormal. Se decidió manejo quirúrgico con abordaje transabdominal con incisión transversa con maniobra de Kocher ampliada, resección directa del saco aneurismático y reconstrucción realizando plastia con vena safena autóloga, con sutura continua de monofilamento 7/0 y magnificación óptica del campo a 3x. No hubo complicaciones transoperatorias, y la presión arterial se normalizó. Se realizó Dúplex de control a la semana de postoperatorio con índice de resistencia de 0.87 en arteria renal y de 0.57 en vena renal con velocidad de flujo normal. No se apreciaron trastornos estructurales residuales, y el seguimiento actualmente a 6 meses es clínicamente satisfactorio. Conclusión: Los aneurismas de arteria renal son raros, pueden presentar complicaciones graves y cuando se asocian a hipertensión arterial esencial o renovascular, su manejo quirúrgico es factible hacerlo de forma primaria con buenos resultados.
Palabras clave: Aneurisma renal ruptura manejo quirúrgico.
2003-10-09 | 4,185 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 25 Núm.1. Enero-Marzo 1997 Pags. 17-22. Rev Mex Angiol 1997; 25(1)