Durante las décadas de 1970 y 1980 empezó a quedar cada vez más claro que los recursos naturales estaban dilapidándose en nombre del “desarrollo”. Se estaban produciendo cambios imprevistos en la atmósfera, los suelos, las aguas, entre las plantas y los animales, y en las relaciones entre todos ellos. Fue necesario reconocer que la velocidad del cambio era tal que superaba la capacidad científica e institucional para realizar o intervenir el sentido de sus causas.
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2003-11-03 | 840 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 5 Núm.8. Marzo-Junio 1999 Pags. 178-180. Calimed 1999; 5(8)