Autor: Jaramillo Robledo Oscar
Aquellos que quieren ver la realidad como un jardín florido, como una gran sala cuna, apenas se asoman a la calle, tienen que afrontar el contraste con la realidad, que les dice que no todo es tan bello como se lo imaginan. Los que queremos gozar de la dosis óptima de pesimismo, cuando nos lanzamos cada día a la vida, vemos que de todo lo malo que es posible que pueda pasar, sólo unas pocas malas cosas suceden, lo que constituye un buen motivo de alegría. De alegría, no de felicidad que es palabra de poetas. Aquí podríamos acompañar a Estanislao Zuleta en su sentencia: "Adán, y especialmente Eva, cometieron el pecado de sacarnos del paraíso, nosotros cometemos el de querer volver a él". La ley de la gravedad impulsa de nuevo hacia la tierra a todo cuerpo que asciende. Existe una ley de la gravedad aplicable al muy corto discurrir de los seres humanos. Todo aquel que llega, progresa, que es reconocido, verá caer sobre su espalda un pesado fardo, que con el paso del tiempo, lo hará tomar la porción descendente de la curva. Quien escala, quien sube, quien logra volar, deberá afrontar un enorme esfuerzo, tiempo, sufrimiento y privación. Gastará una enorme cantidad de energía. La caída será insustancial, rápida y casi instantánea y esto es cierto para las leyes que rigen la física de los cuerpos y para los principios que mandan sobre el quehacer de los hombres. Se presenta un primer deber, el de ser mejor, pero también un primer derecho, el Derecho a Declinar, que nos permitirá ser inferiores y fallar con más frecuencia a medida que el tiempo pase. Es también nuestra obligación estar alertas para que cuando el declinar se dé, y se dará sin atenuantes, tengamos la capacidad de crítica y la entereza de espíritu, de dejar el lugar, de abandonar el oficio y de delegar las responsabilidades en otros brazos más vigorosos, en unas manos menos temblorosas y sobre todo, en una mente más clara.
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2003-11-05 | 944 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 18 Núm.1. Enero-Marzo 2003 Pags. 2-5. Rev Colomb Cir 2003; 18(1)