Fragmento

No se puede hacer un recuento nacional de los trasplantes sin pensar en los milagros de los santos Cosme y Damián, Cirujanos ANARGIRISTAS, al reimplantar un miembro inferior a un soldado de la guardia papal. A todas luces para esa época esto era definitivamente un milagro. De igual manera los trabajos de Carrell y Ullmann, principios de este siglo abrieron la mente hacia los trasplantes de órganos vitales. Hoy día, enmarcamos en la ley 100, es casi un milagro que los trasplantes de órganos vitales hayan sobrevivido las dificultades por las que atraviesa no sólo el país y el sistema de salud sino el gran proveedor de pacientes, el ISS. Este es un claro resultado de los esfuerzos de pioneros quienes hay que reconocer sus méritos: Fernando Gómez Rivas, quien hizo los primeros trasplantes de riñón en el Hospital San Juan de Dios de Bogotá en 1963; los doctores Jaime Borrero, Alvaro Velásquez y Humberto Aristizábal, quienes diseñaron y pusieron en funcionamiento el programa de el Hospital San Vicente de Paúl de Medellín, que sigue siendo piloto en trasplante renal en Colombia. Vinieron luego los programas de Bucaramanga y Bogotá, en los Hospitales Militar Central y San José; las clínicas San Pedro Claver, San Rafael y Fundación Santa Fe; los esfuerzos de Cali y Barranquilla se han visto recompensados por programas activos en riñón y, además, de hígado en Cali, con demostrado éxito en ambas ciudades.

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2003-12-19   |   872 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 14 Núm.1. Enero-Marzo 1999 Pags. 01 Rev Colomb Cir 1999; 14(1)