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Fragmento

La Obra La hermosa campiña boyacense con su colorido y belleza naturales, no sólo atrae al turista que busca solaz y descanso en su contemplación y goce, sino que inspira al artista, al pintor, al poeta y al simple amigo de la naturaleza exuberante e incontaminada. Un riachuelo de aguas transparentes e inquietas que corre incansablemente por praderas y plantíos prodigando vida a los seres humanos, a los animales, a las sementeras, a los árboles y demás plantas y a todos los seres orgánicos cuya condición vital depende del agua. Por ello, cuando ésta se agosta, aparece el desierto como un fantasma, símbolo de la desolación y la muerte. Pero el sabio equilibrio ecológico establece, a su vez, que la vegetación proteja, preserve y perpetúe las fuentes de agua en desarrollo de la permanente dependencia mutua.

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2003-12-26   |   615 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 9 Núm.1. Enero-Marzo 1994 Pags. I Rev Colomb Cir 1994; 9(1)