Autor: Mañé Garzón Fernando
Los hematomas de cráneo del niño merecen más vigilancia clínica que cualquier estudio, sea éste invasivo o no. Este relato lo va a probar, pues muchas veces no se sabe dónde poner el énfasis: ¡no es nada! o ¡hagámosle una TC! Una tarde ingresó a mi guardia del Servicio de Pediatría del Sanatorio Nº1 del CASMUun niño de cuatro años, hijo de padres médicos. Lo traían del jardín de infantes porque resbaló y cayó como corpo morto cade sobre la región occipital. Desvanecimiento, urgente traslado. Al ingresar a la Emergencia era un niño lúcido, que reaccionaba bien al examen clínico, con un hematoma en la región occipital que dolía al palparlo. El resto del examen era normal. Fue ingresado en observación. Ala tarde lo vi, los exámenes de rutina, que eran de rigor en esa época (radiografía de cráneo y fondo de ojo), fueron normales. Indiqué vigilarlo y que pasaría a darle el alta al día siguiente, ya que el niño se había restablecido y los colegas estaban ansiosos por irse.
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2004-01-23 | 915 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 74 Núm.2. Abril 2003 Pags. 133 Arch Pediatr Urug 2003; 74(2)