A inicios del presente siglo - con visos tan abrumadores de sofisticada tecnología, ordenadores con funciones inimaginables, comunicaciones desde los puntos más lejanos del orbe - nos preguntamos si a la par de estos invalorables avances se logrará, dentro del campo de las artes, el esperado resurgimiento de la nueva literatura, escultura y pintura del Siglo XXI. Aunque parezca una utopía, la pregunta es válida puesto que se formula en un mundo que cada vez se desvive más por rivalizar y contender, y que acumula información no para liberar y humanizar, sino como reza la filosofía de la globalización, para competir y dominar. Nuestro pasado Siglo XX nos dejó - entre otras cosas probablemente peores - guerras mundiales, la bomba atómica, conflictos étnicos y bloqueos económicos. Pero también nos dejó (no seamos tan pesimistas) legados humanísticos perdurables y edificantes, por ejemplo, nos viene a la memoria, la literatura española. ¿Por qué la literatura española? Pues, porque seguramente representó una de las lecturas favoritas que acompañó nuestra adolescencia, y, porque (ésta es la razón más importante) España en el Siglo XX pasó por lo peor que le puede suceder a una nación: dos guerras civiles, y, entre ellas, feroces dictaduras políticas. No obstante, sus intelectuales se sobrepusieron a ellas, y demostraron que se puede crear y cultivar el arte en medio de las condiciones más difíciles.
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2004-01-28 | 721 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 3 Núm.1. Enero-Abril 2000 Pags. 45. Paediatrica 2000; 3(1)