Fragmento

Al conmemorar un nuevo 3 de febrero, fecha no sólo de fundación de la Institución científica que nos cobija, sino también un nuevo aniversario de aquel 3 de febrero de 1795, día en que en la lejana Cumaná naciera uno de los más grandes hombres de la Historia de América; me permito por encargo de nuestro presidente, rendir un homenaje sencillo pero sincero, no solamente al soldado y al hombre, sino también al visionario, que dejó honda huella en la historia de nuestra nación. Antonio José de Sucre y Alcalá, huérfano de madre, y de cuya educación cuidaba su tío José Manuel, recibió una educación absolutamente militar, como si el destino le infundiera de niño, afición a la carrera en que había de sobresalir entre los mayores hombres de América. Cuando apenas contaba 15 años, en 1810, estalló la revolución iniciadora de la Independencia de Venezuela, hecho que marcó profundamente en el espíritu del futuro Gran Mariscal. Del mismo modo, y a esta misma edad, concluyó sus estudios de ingeniero, y se alistó en las banderas de su patria. Es así como, con el grado de subteniente, empieza su carrera militar en los años 1810 y 1811, y es llamado por el Generalísimo Francisco de Miranda a formar parte de su Estado Mayor, como uno de los pocos oficiales científicos de aquel tiempo. En 1817 es incorporado al ejército del futuro y genial Libertador, con el grado de coronel. Año que la historia debe guardar por el encuentro feliz de dos genios.

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2004-02-24   |   1,812 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 63 Núm.112. Enero-Diciembre 1998 Pags. 16-17 Rev Inst Med Su 1998; LXIII(112-113)