La Escuela de Odontología de la Universidad del Valle el pasado 4 de junio cumplió 32 años de existencia. Han sido seis lustros de fructífera labor durante los cuales se ha marcado un sendero de éxitos que tiene como huellas numerosas promociones de odontólogos, de auxiliares de odontología social, de auxiliares de higiene oral, de auxiliares bivalentes de odontología y de auxiliares de consultorio de odontología y, más recientemente, a partir de 1997, de especialistas en periodoncia, en odontopediatría y en ortopedia maxilar, con los cuales se ha producido un impacto positivo en el desarrollo de la salud oral de los vallecaucanos y de los colombianos. Pero quizás el mayor aporte de quienes se empeñaron en hacer realidad un sueño de unos pocos pioneros, ha sido el desarrollo de nuevos conocimientos, de nuevas tecnologías, de novedosos procedimientos, de nuevas técnicas en el campo de la estomatología o la verificación y aplicación de conocimientos desarrollados en otros campos y profesiones de la salud, de la ingeniería, de la psicología y de la educación, al campo específico de la odontología a través de una acción consistente y constante en el terreno de las investigaciones. Prueba de ello son los artículos que se presentan a la comunidades médica, odontológica y de las otras ciencias de la salud, en este número especial de Colombia Médica dedicado a la Odontología, cuya Editora Invitada la Profesora Libia Soto Llanos docente de odontopediatría en pregrado y postgrado y representante de los profesores de Odontología a los Consejos de Facultad y Directivo de la Universidad, se le debe reconocer el incansable trabajo. En el contenido de este número especial se destacan cinco artículos originales provenientes de las áreas de odontopediatría, de clínica integral del adulto, de odontología comunitaria y de cirugía; los demás artículos son un aporte importante de otras profesiones de la salud hacia la odontología. Como fundador y dos veces Jefe del Departamento de Estomatología de la División de Ciencias de la Salud, hoy Escuela de Odontología de la Facultad de Salud de la Universidad del Valle, doy las gracias a los directivos de la Universidad, a los médicos directivos de la Facultad de Salud y a todos los que durante estos 32 años han contribuido a hacer una realidad el sueño de dos grupos de pioneros: Por un lado, Gustavo Ulloa I, Jaime González Lourido y Adolfo Saferstein como odontólogos, Pablo Barreto y Luis María Borrero como médicos, nombrados en 1959 por el Consejo de la Facultad de Medicina para que presentaran una propuesta susceptible de incorporarse al Plan Quinquenal de Desarrollo de dicha Facultad. Y por el otro el "Comité Pro Facultad de Odontología, CUPFO" nombrado en 1965 por el mismo organismo, cuyos integrantes fueron Eugenio Villegas representante de la Asociación Vallecaucana de Odontología, Jaime Alvarez, representante del Seguro Social, Caja Seccional del Valle, hoy único de los fundadores que se encuentra activo como docente de cirugía en la Escuela de Odontología, Alonso Arbeláez Lema, Representante del Servicio Seccional de Salud del Valle del Cauca y el Arquitecto Jaime Cruz Rincón, Director de la Oficina de Planeación de la Universidad del Valle, quienes en todo momento apoyaron las gestiones que llevaron a la creación de la actual Escuela de Odontología. Para todos ellos, para todo los integrantes del efímero Decanato Asociado de Ciencias Paramédicas de la División de Salud, para todos los profesionales que han estado vinculados con la Escuela de Odontología, en nombre de la profesión odontológica, los más rendidos agradecimientos por haberla convertido en el faro director de la investigación dental en el suroccidente colombiano. A los directivos de Colombia Médica, especialmente a su actual Editor, Dr. Guillermo Llanos, sinceros reconocimientos por invitarme y permitir esta oportunidad para dar una prueba más de mi amor a la profesión odontológica. José Fernando Barreto R., D.O., MPH
2004-04-05 | 653 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 32 Núm.3. Junio-Septiembre 2001 Pags. 115 Colomb Med 2001; 32(3)