Este número especial de Colombia Médica sobre geriatría sirve para dar a conocer por lo menos tres metas de la geriatría en el país. La primera es consolidarla como área formativa del médico y de los profesionales de la salud. La segunda es identificarla como la medicina multidimensional del anciano. La tercera es la necesidad de internacionalizarla. La primera meta de la geriatría colombiana se ha ido cumpliendo a través de muchos años de arduo trabajo para lograr ser reconocida como un área formativa esencial. El primer programa de especialización en geriatría clínica para médicos generales en Colombia se inició en 1986 en Manizales, creado por el Dr. Jaime Márquez con la Universidad de Caldas. Este es el único postgrado hasta ahora, aunque hay otros dos en proceso, uno como especialidad en la Universidad Javeriana en Bogotá y otro como subespecialidad en la Universidad del Valle en Cali, que está bajo la guía del autor. Además de los estudiantes de medicina y los médicos, otras disciplinas y profesionales de la salud o de las ciencias sociales han podido ser testigos de la importancia de formarse y trabajar con los todavía escasos geriatras colombianos. A pesar del envejecimiento progresivo de la población del país, y aunque hoy los ancianos son cerca de 2.5 millones, sólo hay 25 geriatras reconocidos en Colombia. La Asociación Colombiana de Gerontología y Geriatría (ACGG) con sede en Bogotá, reúne a todos los geriatras colombianos, donde también hay miembros de otras disciplinas. La ACGG edita una revista, lidera y apoya los esfuerzos sobre difusión del conocimiento clínico, la investigación y los servicios hacia los ancianos. La ACGG hace parte de la International Association of Gerontology (IAG), y, a través de ella, se conecta a nivel latinoamericano y mundial. Algunos miembros de la ACGG también pertenecen a la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), que tiene como área de influencia a Iberoamérica.
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2004-04-22 | 1,287 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 29 Núm.4. Octubre-Diciembre 1998 Pags. 119-120 Colomb Med 1998; 29(4)