Correspondencia

Autor: Zaninovic Vladimir

Fragmento

Señor Editor: Muy importantes y oportunas las publicaciones en la prensa internacional relacionadas con las «vacas locas y los pollos tóxicos». Infortunadamente, en Colombia las personas creen que ese es un problema meramente europeo. Esta comunicación se refiere a la «locura y a la pobreza de libre importación». Entre 1996 y 1998 neurólogos de Medellín y Cali1,2 publicamos varios artículos que muestran el peligro de consumir carne o derivados cárnicos importados de Inglaterra, Escocia, Francia, Portugal, Irlanda, Suiza y las Malvinas (Argentina), debido al riesgo de impotar la encefalopatía bovina espongiforme (EBE) o enfermedad de las vacas locas y con ello una demencia o locura incurable y mortal llamada nueva variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jacob (nvECJ), otra encefalopatía espongiforme humana. En 1983 informamos el primer caso esporádico en Cali de enfemerdad de Creutzfeldt-Jacob en una mujer proveniente del Huila3. Era una campesina que había comido carne de mono, ovejas y cabras. Este caso se confirmó en el laboratorio de DC Gajdusek en el Instituto Nacional de la Salud de los Estados Unidos. La encefalopatía espongiforme (el cerebro se vuelve como una esponja) fue descubierta a principios del siglo pasado en ovejas del Reino Unido. A esta enfermedad se le llama «scrapie» en inglés y raspadera o rascadera en español. Fue la primera encefalopatía espongiforme en animales, descrita por veterinarios e investigada por médicos. En ese entonces se creyó que era producida por «virus lentos», con un período de incubación de varios años. Más tarde se descubrió otra encefalopatía espongiforme, el kuru (tembladera), debida al consumo de cerebros humanos crudos gracias a la práctica del canibalismo entre indígenas de Nueva Guinea, isla del Pacífico occidental al norte de Australia, que forma parte del archipiélago Malayo. El doctor DC Gajdusek recibió el premio Nobel de Medicina en 1976 por sus trabajos sobre el kuru y al lograr transmitirlo a chimpancés y demostrar que esta encefalopatía espongiforme humana era transmisible a otras especies. El doctor Gajdusek también creyó que el kuru era producido por «virus lentos.»

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2004-04-22   |   779 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 29 Núm.4. Octubre-Diciembre 1998 Pags. 166-167 Colomb Med 1998; 29(4)