Salud, crecimiento económico y reducción de la pobreza

Fragmento

Un pueblo sano sirve de motor para el crecimiento económico. El informe más contundente nos lo ofrece el trabajo de Fogel, según el cual "el aumento de la cantidad de calorías disponibles para el trabajo, a lo largo de los últimos 200 años, ha debido contribuir en grado nada desdeñable, a la tasa de crecimiento del ingreso per cápita en países como Francia y Gran Bretaña". Fogel estima el efecto que tuvo el aporte adecuado de calorías sobre la tasa de crecimiento anual en el Reino Unido entre 1780 y 1980, así como sobre la productividad de quienes integraban la fuerza laboral. La suma de esos 2 efectos, de acuerdo con Fogel, indicaría que la nutrición contribuyó con 30 % al crecimiento per cápita del Reino Unido. Robert Barro, entre otros, mostró que la esperanza de vida está significativamente correlacionada con el posterior crecimiento económico. Basándose en datos de los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, Barro estima que el 10 % de aumen-to en la esperanza de vida fue capaz de aumentar 0,4 % por año el crecimiento económico. Algunos estudios más modestos han hecho el seguimiento de conjunto de niños que se podían agrupar según el aporte de calorías recibidas durante sus primeros 3 años de vida; estos estudios mostraron que los niños con un régimen alimentario de mayor valor calórico tenían ingresos más elevados y, por tanto, se puede suponer que fueron más productivos económicamente unos 30 años más tarde. La salud solía verse como un producto final del proceso de crecimiento: la gente con ingresos más elevados es más sana, porque posee mayores bienes y servicios que ayudan a tener buena salud. Pero el nuevo pensamiento -que la salud ayuda al crecimiento económico- complementa y, en cierto grado, reordena las ideas que justifican el gasto en materia de salud y se funda en argumentos humanitarios y de equidad. La riqueza, sin duda, conduce a una mejor salud, pero la salud también debería verse como una forma de capital humano y, por ende, como un insumo y como un producto del proceso de crecimiento; los países con una población sana y con mejor educación tienen mayores posibilidades de prosperar, en especial en un contexto de políticas favorables.

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2004-04-23   |   1,850 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 29 Núm.3. Julio-Septiembre 2003 Pags. 285-286 Rev Cubana Salud Pública 2003; 29(3)