Autores: Nasiff Hadad Alfredo, Giral Phillipe, Bruckert Erick
La ingestión de bebidas alcohólicas es un hábito tóxico. Múltiples investigaciones han puesto en evidencia una relación entre el alcohol y las lipoproteínas séricas. En esta revisión se exponen los conocimientos actuales sobre el tema, se hacen reflexiones, considerando que todo lo relacionado con el metabolismo de las lipoproteínas tiene gran importancia por el estrecho vínculo que éstas guardan con el desarrollo de la aterosclerosis y de sus diferentes expresiones clínicas. Las HDL aumentan con la ingestión moderada de alcohol a expensas de sus 2 fracciones, consideradas ambas en relación inversa con el padecimiento de cardiopatía isquémica; los 2 mecanismos que se aceptan para explicar este comportamiento son 1. aumento de la síntesis y de la secreción de las apoproteínas y 2. disminución de la actividad de la proteína transportadora de los ésteres del alcohol. Las LDL están disminuidas tanto en alcohólicos crónicos como en quienes hacen uso moderado del alcohol, ello sugiere que esto se debe a un incremento de los receptores hepáticos para LDL y a un aclaramiento aumentado de la misma; en relación con esta lipoproteína, se destaca el efecto antioxidante beneficioso que se le atribuye a los vinos, en particular al tinto. Las VLDL sufren modificaciones cualitativas, pues en ellas se ha encontrado disminución del contenido de colesterol de la lipopartícula sin modificación del contenido de triglicéridos ni de apoproteínas en alcohólicos crónicos, el mecanismo de este efecto no se conoce actualmente. Las IDL, como partículas intermedias se modifican de forma similar a como lo hacen las VLDL. El alcohol puede reducir los niveles de Lp(a) in vivo disminuyendo su síntesis hepática a través de la ruptura de los puentes disulfuro. Se señala que las enfermedades hepáticas, frecuentemente asociadas al alcoholismo, modifican el comportamiento del metabolismo de las lipoproteínas expresado aquí. Finalmente se destaca que la frecuencia del consumo de bebidas alcohólicas desempeña un papel importante en el efecto final sobre las lipoproteínas y que el consumo moderado (25-30 g diarios) es el recomendado, asimismo, que el contenido en fitoesteroles de la cerveza y el whisky, así como las sustancias fenólicas del vino constituyen productos cardioprotectores. Se concluye que el alcohol puede mejorar el perfil lipídico, lo que podría reducir la mortalidad cardiovascular.
Palabras clave: Consumo de bebidas alcoholicas lipoproteínas HDL/metabolismo lipoproteínas LDL/metabolismo lipoproteínas VLDL lipoproteínas/sangre.
2004-05-04 | 3,773 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 36 Núm.1. Enero-Abril 1997 Pags. 51-60. Rev Cubana Med 1997; 36(1)