Fragmento

“Si nosotros no nombramos nadie nos dará un nombre. Si nosotros no hablamos, el silencio impondrá su oscura soberanía” Carlos Fuentes, 2002. La obtención de datos y de información es una tarea difícil y costosa en los países de Latinoamérica, a pesar de que las redes informáticas han alcanzado una dimensión impresionante en el ámbito mundial. Los medios modernos de comunicación en apariencia, amenazan con aniquilar los documentos escritos, que al menos a quinientos años de la difusión de la imprenta, con Gutenberg y Cervantes, transformaron al mundo. ¿Cuál es el papel actual de los impresos en contraposición o en complementariedad con las redes electrónicas de información? Ambas tienen caracteres comunes y elementos que las distinguen. Tal vez la racionalidad en su uso depende de la comprensión de sus características y de la síntesis entre ambas. Ambas tienen palabras e imágenes. Los textos impresos no son eternos, pero su permanencia es mayor y puede ampliarse con el concurso de la informática. Por este medio podemos conocer textos “incunables” que nos serían inaccesibles de otro modo. Los medios electrónicos pueden imprimirse en algunas ocasiones, aunque de manera individual y a veces con ambos formatos, como algunas revistas científicas. Los medios electrónicos tienen imágenes dinámicas en tiempo real, los libros no. Los medios electrónicos en posibilidad ocupan todo el orbe, los libros sólo los estantes de las librerías, pero a veces son así más accesibles para la población general que los otros, que requieren infraestructura tecnológica de dimensión no despreciable. Ambas tienen una estructura verbal que da permanencia y contenido a todo lo que carece de la una o de lo otro, es decir, la temporalidad de la vida y los procesos y la captura de la realidad. Ambos brindan la posibilidad universal de escoger entre el silencio y la voz, la memoria y el olvido, el movimiento y la inmovilidad, lo transitorio y lo permanente. El puente entre estos polos es el lenguaje, la palabra escrita o pronunciada, decidiendo en cada sílaba si la historia del hombre habrá de continuar o terminará para siempre.

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2004-06-04   |   921 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 4 Núm.2. Julio-Diciembre 2003 Pags. 69-70. Rev Cienc Clín 2003; 4(2)