En busca de la ética perdida.

Acerca de los obsequios que la industria farmacéutica hace a los médicos 

Autor: Roseta Reyes Alejandra

Fragmento

Quienes someten la ciencia a sus intereses, despojándola de su libre expresión, la reducen, por decirlo así, a la esclavitud. Hipócrates al Senado y pueblo Abderita. EXORDIO El título con reminiscencias proustianas no es una remembranza, pero sí un plagio hecho a la profesora de filosofía Christina Hoff Sommers cuando se refirió a la ética individual de sus alumnos, ellos confesaban haber cometido fraude en los trabajos escolares en 75% a nivel bachillerato y los universitarios en 50%, justificando y aceptando estas acciones como éticamente correctas por el hecho de no haber sido descubiertos o de no haber causado daño. Los conceptos incontrovertibles del bien y el mal no figuraban en su razonamiento. Sirva el preámbulo para abordar la práctica común de recibir obsequios de la industria farmacéutica. Ni los médicos ni las empresas deseamos obrar fuera del ámbito moral, pero los intereses de cada parte matizan la interacción resultante. Ambos trabajamos por el avance de la ciencia médica, sin embargo, nuestra responsabilidad ética primaria radica en el bienestar del paciente; en contraposición, el motivo que mueve a esta industria, como a cualquier otra, es la rentabilidad, no el altruismo. Nuestra cercana y necesaria alianza ha contribuido al desarrollo de la terapéutica, pero al mismo tiempo creó condiciones que ensombrecieron la integridad profesional, dando origen a graves conflictos de interés. Las evidencias de su influencia sobre la práctica médica, la investigación, la educación y las publicaciones no han cesado y la literatura a propósito del tema se ha multiplicado en la última década.

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2004-07-22   |   3,001 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 56 Núm.3. Mayo-Junio 2004 Pags. 399-405 Rev Invest Clin 2004; 56(3)