Fragmento

Estamos muy cerca de iniciar un nuevo siglo y a pesar de los grandes avances en materia de investigación y tecnología en las diferentes ramas de la medicina y sobre todo en microbiología e inmunología, las enfermedades infecciosas todavía son algunas de las principales causas de morbilidad y mortalidad en el mundo. Todos sabemos que prevenir una enfermedad es mejor que tratar de cuirarla y dentro de la prevención de las enfermedades infecciosas el incrementar el nivel sanitario de la población ha sido el principal factor que ha contribuido en mejorar la salud y la sobrevida en los países industrializados. Desgraciadamente, el tener agua limpia para beber, sistemas de drenaje de aguas negras, pasteurización de la leche, alimentación suficiente y adecuada para todos y cada uno de los habitantes del mundo, entre otros factores, no es desde el punto de vista económico y práctico una solución inmediata. La vacunación es el segundo factor que ha contribuido en la prevención de las enfermedades infecciosas y desde el punto de vista real una intervención más accesible, que lograr el estado sanitario ideal para cada población en el mundo. Algunos ejemplos del impacto de la vacunación sobre las enfermedades infecciosas son: la erradicación de viruela en el mundo desde 1979 y el éxito del programa de erradicación de poliomelitis en el hemisferio occidental. En ambos casos, México ha cumplido con las expectativas mundiales y el ejemplo más reciente es la ausencia de poliomelitis en el país desde 1990 hasta la actualidad. Desde luego que el conjuntar mejoría de los niveles sanitarios más inmunizaciones es lo que más ha favorecido la disminución y erradicación de enfermedades infecciosas y sus consecuencias, las cuales eran un problema grave de salud pública. De esta forma sigue siendo una prioridad mundial el desarrollo de más y mejores vacunas para prevenir enfermedades infecciosas.

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2004-07-28   |   446 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 53 Núm.5. Mayo 1996 Pags. 211-213 Bol Med Hosp Infant Mex 1996; 53(5)