Autor: Castro Georgana Víctor
ANTECEDENTES HISTÓRICOS Los antecedentes históricos de la legislación sanitaria de nuestro país parten desde 1628, año en el que se instituye una Junta encargada de velar por el buen ejercicio y enseñanza de la medicina y de otras artes afines, así como para vigilar todo aquello que estuviera relacionado con la higiene y salubridad pública. El gobierno mexicano independiente no encontró organismo alguno que se responsabilizara de la salud pública del país. Diez años después de la Independencia, las prolongadas perturbaciones sobrevenidas en Europa y América, trajeron consigo la desorganización de poderes públicos y la relajación de la antigua disciplina, habiendo producido la decadencia del protomédico, reemplazándola por otra Junta denominada Facultad Médica del Distrito Federal, con las mismas atribuciones, pero con la obligación adicional de elaborar el código de leyes sanitarias. Sin duda, los acontecimientos suscitados durante esos años fueron la causa para que la Junta no elaborara dicho código; por lo que en 1833 fue sustituída por el Establecimiento de Ciencias Médicas. En 1841, se creó el Consejo Superior de Salubridad del Departamento de México, cuyo nombre, desde 1876 hasta 1917, fue el de Consejo Superior de Salubridad del Distrito Federal y Territorios Federales, dependiendo de la Secretaría de Gobernación, aunque sin autoridad en todo el país, ya que la Constitución de 1857 no mencionaba a la Salubridad Pública. El Congreso de la Unión expidió el primer Código Sanitario en 1891; lo relevante del caso es que, a pesar de que la Constitución de 1857 no contemplaba lo relativo a salubridad pública, situación que provocaba dificultad para legislar en la materia, fue aprobada la iniciativa y expedido el Código Sanitario, cuyo contenido ya establecía la diferencia entre administración sanitaria del ámbito federal y el local. El Código se dividía en cuatro libros precedidos por la reglamentación de los servicios de sanidad.
2004-07-28 | 55,992 visitas | 14 valoraciones
Vol. 1 Núm.2. Abril-Septiembre 1995 Pags. 67-68 Salud Tab 1995; 1(2-3)