Los procesos que se desarrollan en función de la salud, el bienestar y la calidad de vida se caracterizan por su complejidad, dimensión social, universalidad, variada composición de componentes, elevada dinámica de realización y atributos propios; pero el efecto de esos procesos depende, esencialmente, de su capacidad para integrarse en un sistema armónico y coherente, capaz de lograr como resultado un efecto típicamente sinergético. La intersectorialidad forma parte importante de ellos. Esto no es casual, pues mientras en la naturaleza los fenómenos, los órganos y los organismos tienen una estructura y un contenido sorprendentemente integrados, para el hombre, al crear sus organizaciones, tratar de explicarse los fenómenos o intentar tomar decisiones racionales, no resulta tan fácil o tan evidente hacerlo, considerando todos los elementos implicados, tanto en su interrelación interna y externa como en su dinámica. En el caso específico de la gerencia en salud, los enfoques actuales de vanguardia, tanto en los sistemas de salud pública estatales como en los privados, se basan precisamente en alcanzar procesos de integración sistémica, no solo dentro de las propias instituciones sino entre ellas, y esto se hace necesariamente extensivo al tomar en cuenta los diferentes sectores económicos y sociales que forman parte de los determinantes y condicionantes de la salud, sin cuya incorporación la acción de las instituciones que planifican o prestan estos servicios sería insuficiente. La epidemiología actúa como elemento catalizador de una integración de este tipo.
2004-08-02 | 5,583 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 42 Núm.1. Enero-Abril 2004 Pags. Rev Cubana Hig Epidemiol 2004; 42(1)