Autores: Vázquez Tsuji Óscar, Campos Rivera Teresita, Mora Tiscareño María Antonieta, Ahumada Mendoza Héctor, Martínez Barbabosa Ignacio, Cardoso Hernández Gabriel
Antecedentes: La presencia de las bolas fúngicas renales causadas por Candida se ha informado con poca frecuencia. El diagnóstico se basa en la evidencia ultrasonográfica de las lesiones y en el cultivo de orina positivo. El manejo más común es el quirúrgico; sin embargo, algunos autores han señalado el uso de antimicóticos con diferentes resultados. Métodos: Se revisan los casos de nueve niños con diagnóstico de sepsis por Candida y bolas fúngicas renales. Resultados: De los nueve pacientes, cuatro eran recién nacidos, dos lactantes menores, dos mayores y un adolescente. En seis de los casos existió el antecedente de cirugía previa a la sepsis y a las bolas fúngicas renales. En todos los casos, las muestras de orina resultaron positivas en el examen directo para el seudomicelio de Candida. El cultivo de orina fue positivo en siete casos y negativo en dos (< 10,000 UFC/ mL). El ultrasonido mostró la presencia de bolas fúngicas en los nueve casos, con un aumento de la ecogenicidad renal en seis, dilatación caliceal en tres y alteración de la relación corticomedular en dos. Los pacientes se trataron con anfotericina B o con fluconazol, hasta la desaparición de las lesiones. Ninguno de los pacientes requirió tratamiento quirúrgico renal. Conclusiones: El diagnóstico de bolas fúngicas renales se puede realizar mediante ultrasonido y urocultivo. Se debe descartar la presencia concomitante de candidiasis renal en los pacientes que cursen con sepsis por Candida. Como parte del abordaje diagnóstico se debe realizar la búsqueda de seudomicelio en la orina. La respuesta al tratamiento antimicótico en pacientes con bolas fúngicas es satisfactoria si se administra en etapas tempranas de la enfermedad.
Palabras clave: Bolas fúngicas renales candidiasis cultivo de orina ultrasonido tratamiento antimicótico.
2002-12-12 | 2,301 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 23 Núm.2. Marzo-Abril 2002 Pags. 68-72. Acta Pediatr Méx 2002; 23(2)